Científicos del Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (Ifremer) han escuchado a las doradas para comprender mejor sus movimientos y comportamiento.
Para superar este desafío de conocer y comprender las relaciones entre las doradas “Sparus aurata” y su entorno, los investigadores del Ifremer utilizan la “telemetría acústica”, especifica el Instituto de Investigación en un comunicado.
Gracias a las “etiquetas acústicas” instaladas en estos peces y a los “hidrófonos” colocados en las lagunas y el mar de las zonas costeras del Mediterráneo que frecuentan, han conseguido descifrar aspectos clave de su ciclo vital.
Lea también: La masa salarial registró un aumento del 9,7% en 2023
La dorada es “una de las principales especies objetivo de la pesca artesanal mediterránea y particularmente sensible a los cambios de temperatura”, indica Jérôme Bourjea, investigador en pesca y biología de la conservación del Ifremer, citado en el comunicado del Instituto.
“Al seguirlo por todas partes, podremos comprender mejor su comportamiento y tal vez notar un cambio en sus hábitos en el futuro bajo el efecto del cambio climático”. añadió.
Según los investigadores, las etiquetas permiten seguir los movimientos de la dorada entre sus espacios vitales fundamentales, es decir, sus lugares de alimentación y reproducción, así como los corredores migratorios que utilizan para conectar estos hábitats.
Los datos recopilados durante cuatro años, en el marco de un programa llamado “Connect-Med”, han confirmado que estos peces muestran una gran fidelidad tanto a sus lugares de alimentación como a sus lugares de reproducción, pero que independientemente de sus lugares de alimentación, frecuentan la misma zona para reproducirse año tras año. tras año.
Este comportamiento, llamado “filopatría”, es importante para la supervivencia de las poblaciones, porque promueve la mezcla genética entre diferentes subpoblaciones y una reproducción óptima, según el estudio.
Los científicos también destacan que la fidelidad de las doradas a sus lugares de reproducción las expone fuertemente a las presiones humanas, en particular a la pesca recreativa y a la pesca profesional.
Además, su apego a sus hábitats de alimentación, situados principalmente en las lagunas mediterráneas, también los hace muy sensibles al cambio climático, porque no toleran temperaturas superiores a los 29°C, según los investigadores del Ifremer.
Con MAPA