Todo comienza el 11 de marzo de 2023 en Seúl. Después de una actuación de giselleGuillaume Diop, buque insignia de la tradición del ballet romántico, es nombrado bailarín estrella de la Ópera de París. Lágrimas de alegría y consagración por quienes trabajaron “como loco” alcanzar las cimas, a riesgo de agotamiento físico y moral. Casi a su pesar, el joven artista se vio entonces consagrado como un “modelo”: el primer mestizo en alcanzar el escalón más alto, un ejemplo para las nuevas generaciones que acarician el sueño de cruzar las puertas de una venerable institución garante del gran repertorio.
En los ensayos, con sus compañeros, jóvenes fans o en familia, Guillaume Diop recuerda cuánto “En el imaginario colectivo, la danza clásica estuvo durante mucho tiempo reservada a los blancos”. Y ni hablar de los comentarios despectivos que recibió sobre su físico. Es difícil imaginarlo, ya que hoy irradia tanta gracia y belleza…
Rechazar el determinismo
Es sin duda, más allá de consideraciones generales, en la multitud de detalles concretos de la vida cotidiana donde medimos los obstáculos que marcan el camino de bailarines de diversas procedencias. ¿Qué color de medias, qué maquillaje, qué peinado elegir cuando todo está previsto para una piel uniformemente clara y un cabello liso?
En el foso de la orquesta, el contrabajista Sulivan Loiseau, miembro de la Academia de la Ópera de París, no “Nunca dije que quería ser la primera chica negra en una clase de contrabajo en el Conservatorio”. Y si echa de menos las lecciones que dio en Martinica, estará encantada de descubrir un repertorio fascinante. Filósofa y lúcida, admite “solía ser uno de los pocos instrumentistas negros en el mundo de la música clásica”. Sin embargo, rechaza cualquier determinismo y subraya la cuestión crucial: que la escuela proporcione a los jóvenes los medios para estudiar y amar un arte que debería ser accesible a todos.
Ser negro en la Ópera, a las 23:05 horas en Arte y hasta el 22 de julio de 2025 en arte.tv
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