NARRATIVO – Privadas de futuro y de esperanza, más del 70% de las mujeres afganas sufren depresión y se educan clandestinamente, aprendiendo lenguas extranjeras para algún día poder escapar de las puertas cerradas islamistas.
« Ven, cielo, llora conmigo… ¡Llora tulipanes y flores moradas! » Apenas ahogando los sollozos, más gritado que cantado, el lamento del poeta Fisent Durani desgarra la sala del instituto médico, en algún lugar de Afganistán. A principios de diciembre, las estudiantes acaban de enterarse del último decreto que les ha impuesto el régimen talibán: por ser mujeres, ya no tienen derecho a continuar sus estudios en el campo de la medicina… El único eso todavía les estaba autorizado en este país donde la ONU acusa a los talibanes de imponer un “ apartheid el género “. Por primera vez, en 2022, se impidió a las niñas estudiar más allá de la escuela primaria. En 2023, siguiendo una lógica monstruosa, se les prohibió la educación superior.
Y luego, en febrero pasado, considerando que una mujer no puede ser tratada por un médico varón, los talibanes finalmente permitieron que la nueva generación de…
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