lLas pieles de los peces se volvieron rosadas, verdes, grises… y suaves. Bajo las manos expertas de Teodora Alupei, se transforman en coloridos pendientes o originales pulseras. En otra vida, la Préchacaise fue actriz. Hoy produce salmón ahumado que vende en los mercados. Pero la cosa no termina ahí. La artesana transforma las pieles, que antes iban a la basura, en cuero.
“Empecé ayudando a mi suegro, él me enseñó sus conocimientos para fumar. Un día, mientras enjuagaba los filetes, me centré en los colores nacarados de la piel que varían según la luz. Me preguntaba si podríamos usarlos. » Luego descubrió que el curtido de pieles de pescado estaba empezando a desarrollarse, en particular el taller Fémer en la cuenca de Arcachon.
Una técnica de desperdicio cero
Luego, Teodora parte hacia Suecia para formarse en métodos tradicionales. Cuenta su revelación durante el curso organizado por Lotta Rahme, que visitó las tribus inuit para descubrir sus conocimientos: “Estas personas viven con los elementos, están íntimamente ligadas a la naturaleza. Usan de todo, desde los animales que cazan o pescan, mientras vivimos en una sociedad de consumo”, lamenta.
Sin olor a pescado
Recuerda sus primeros intentos, que no resultaron concluyentes. “Traté de curtir las pieles después de fumarlas. Pero ya estaban curtidos por la grasa, la sal y el humo. » Poco a poco fue adquiriendo las técnicas y dominando los pasos. “Primero está el descarnado. Utilizo un cuchillo tradicional sueco para quitar la fina membrana que queda en la piel. Luego limpia, suaviza y finalmente broncea. » Puede ser aceite o vegetal. En su casa, en la aldea de Insos en Préchac, descubrimos las pieles sumergidas en baños de colores.
Después de todas estas tareas “que consumen mucho tiempo”, explica Teodora mientras cambia los taninos, el pescado se ha convertido en cuero. Ya no tiene su olor ni su textura, sólo reconocemos las escamas. “Eso es a menudo lo que preocupa a la gente. ¡No, no huele a pescado en absoluto! » Además de salmón y trucha, Teodora también curte pieles de bagre, cuya carne ahumada vende.
“Yo uso nogal, cereza, sauce… A menudo pruebo nuevas mezclas, todos los colores están en la naturaleza”, se alegra.
Su enfoque de valorización corresponde a su compromiso ético a partir de la elección del pescado. “Es muy difícil encontrar salmón que no se críe en granjas intensivas. El último criador escocés independiente con el que trabajamos fue comprado por un grupo grande. » En última instancia, fue una granja en las Islas Feroe que cumplió todos los requisitos: baja densidad por parque, sin antibióticos y alimento libre de OGM. “No quiero comprometer la calidad”, insiste.
Su camión salmonero L’Instant viaja todas las semanas a Bazas, Langon y Pessac. Además de rodajas de pescado ahumado, vende pendientes, joyas y estuches de cuero de pescado.