un préstamo estatal para relanzar un icono industrial

un préstamo estatal para relanzar un icono industrial
un préstamo estatal para relanzar un icono industrial
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El famoso vidriero francés Duralex, conocido por sus vajillas “irrompibles”, continúa su lucha por sobrevivir. Tras su transformación en cooperativa, la empresa obtuvo un préstamo de 750.000 euros del Estado. Pero aún quedan muchos obstáculos para garantizar su sostenibilidad.

Una cooperativa para salvar Duralex

Después de años marcados por repetidas crisis, la cristalería Duralex, situada en La Chapelle-Saint-Mesmin (Loiret), pasó el pasado mes de abril al estatus de SCOP (sociedad cooperativa y participativa). Esta decisión, apoyada por el 60% de los empleados, fue validada el 26 de julio por el tribunal comercial de Orleans. Este estatus confiere a sus 200 empleados un papel central en la gestión de la empresa, una elección que pretende dar nueva vida a esta figura emblemática de la industria francesa.

El apoyo de las comunidades locales y del Estado fue decisivo. La región Centro-Valle del Loira garantizó ayudas bancarias y la metrópoli de Orleans se ofreció a comprar el terreno de la vidriera, por una suma de entre 5 y 8 millones de euros. Además, el Estado concedió un préstamo de 750.000 euros a través de Bpifrance, destinado a apoyar la recuperación de la empresa. Este financiamiento forma parte del Fondo de Desarrollo Económico y Social (FDES).

A pesar de este apoyo, Duralex sigue afrontando una situación delicada. Las ventas, que alcanzaron los 31 millones de euros en 2022, cayeron a 24,6 millones de euros en 2023. El objetivo fijado para 2029, con una facturación de 40 millones de euros, parece todavía lejano.

Una ambiciosa estrategia de recuperación

Para volver a encarrilar las cosas, los empleados apuestan por abrir puntos de venta en las fábricas. El primer punto de venta, inaugurado en Orleans, tuvo un comienzo prometedor, con 17.000 euros de facturación el día de su apertura. Está prevista una segunda tienda en el sitio histórico de Chapelle-Saint-Mesmin, mientras que una tienda temporal debería abrirse en París en 2025.

Pero la competencia internacional y los costes energéticos, que ya habían debilitado a la empresa tras el aumento de los precios vinculado a la guerra en Ucrania, siguen siendo grandes desafíos. Ya en 2022, el Estado tuvo que intervenir concediendo un préstamo de 15 millones de euros para evitar el cierre.

Duralex, a menudo apodada la “Torre Eiffel de la vajilla”, simboliza a la vez la excelencia del saber hacer industrial francés y las dificultades a las que se enfrentan las empresas tradicionales en un contexto económico globalizado. Los próximos meses serán decisivos para evaluar si esta nueva dinámica cooperativa podrá garantizar el renacimiento duradero de este icono.

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