La Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) prevé una aceleración del crecimiento económico de Marruecos, con una tasa del 3,5% en 2024, seguida del 4% en 2025. Estas perspectivas positivas se ven respaldadas por un aumento de la demanda interna, una recuperación de la actividad industrial exportaciones e inversiones públicas focalizadas, particularmente en sectores estratégicos como el automóvil, los fertilizantes y la aeronáutica.
La reducción gradual de los subsidios a la energía y los alimentos, combinada con una política monetaria estricta, está ayudando a controlar la inflación, que se espera que caiga al 2,3% en 2024. Al mismo tiempo, las reformas fiscales emprendidas tienen como objetivo ampliar la base impositiva y reducir el déficit presupuestario al 4% del PIB de aquí a 2024, con vistas a alcanzar el 3% de aquí a 2026.
Sin embargo, persisten riesgos, incluido el impacto prolongado de la sequía en la producción agrícola y el empleo rural, así como incertidumbres relacionadas con los mercados europeos. En respuesta, el gobierno implementa programas de apoyo, como asistencia de vivienda e iniciativas de reconstrucción después de desastres naturales, para estimular la inversión y el consumo.
La OCDE destaca la importancia de mejorar la productividad y emprender reformas económicas, particularmente en la transición digital y la gestión sostenible de los recursos hídricos. La modernización del sistema fiscal, el desarrollo de infraestructuras locales y la promoción de inversiones responsables también se encuentran entre las recomendaciones para fortalecer la resiliencia económica de Marruecos.
Estas proyecciones resaltan la necesidad de que Marruecos mantenga un equilibrio entre crecimiento económico, inclusión social y sostenibilidad ambiental, al tiempo que continúa diversificando su economía y atrayendo inversiones extranjeras.
