Publicado11. diciembre 2024, 12:01
Chute de Bachar al-Assad: Para Trump, los sirios tendrán que “arreglarse solos”
Mientras que el presidente electo estadounidense, Donald Trump, insta a no involucrarse en el “lío” sirio, la administración del presidente saliente, Joe Biden, considera, por el contrario, que redunda en interés vital de Estados Unidos.
Estados Unidos, como el resto del mundo, se vio sorprendido por la ofensiva relámpago de los rebeldes sirios, liderados por el grupo islamista radical Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que desembocó en pocos días en el derrocamiento del presidente. El sirio Bashar al-Assad, en un país minado por más de una década de guerra civil.
Pero la noticia obliga al Gobierno estadounidense a revisar urgentemente su estrategia, que en los últimos años, incapaz de apoyar una alternativa viable al líder sirio, se había retirado en gran medida para concentrarse en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI). En este contexto, Estados Unidos tiene alrededor de 900 soldados en Siria.
Desde la caída de Damasco, Washington se ha fijado dos grandes líneas de acción: impedir cualquier resurgimiento del ISIS (el Pentágono llevó a cabo ataques contra objetivos del grupo el domingo) y tratar de influir en la transición política en Siria, pidiendo una transición “inclusiva”. proceso “no sectario”, como hizo el martes el Secretario de Estado Antony Blinken. Dijo que Estados Unidos “reconocerá y apoyará plenamente al futuro gobierno sirio resultante de este proceso”.
Antony Blinken viajará el viernes a Türkiye, muy involucrada en Siria, para discutir la situación en el país, dijo el miércoles una fuente oficial turca. Los funcionarios estadounidenses por ahora están silenciando el hecho de que Estados Unidos considera a HTS, alguna vez vinculado a Al Qaeda, un grupo “terrorista” y enfatizando que en este punto el grupo está “usando las palabras correctas”.
Que fera Trump?
Pero el sábado, en vísperas del anuncio de la caída de Assad, Donald Trump llamó sobre todo a no “inmiscuirse” en Siria, juzgando, en resumen, que Estados Unidos no tenía nada que hacer. Volvió a decir lo mismo en una entrevista con la revista francesa. Partido de París publicado el miércoles: “Hay muchas crisis en el mundo. En los últimos días hemos tenido noticias en Siria. Tendrán que valerse por sí mismos, porque nosotros no estamos involucrados allí y Francia tampoco”.
Donald Trump asumirá el cargo el 20 de enero. Durante su primer mandato, de 2017 a 2021, intentó retirar las tropas estadounidenses de Siria, antes de abandonarla bajo presión internacional. “Queda por ver si, durante su segundo mandato, retirará algunas o todas estas fuerzas”, dice Brian Finucane del International Crisis Group. Para Steven Cook, del Consejo de Relaciones Exteriores, Estados Unidos debe abordar las preocupaciones reales sobre ISIS, pero “en términos de involucrarse en la configuración de la política de Siria, creo que ‘no se puede sacar nada bueno de ello’.
John Turner, profesor de historia en Colby College, cree, sin embargo, que “si Estados Unidos se mantiene al margen y no defiende sus intereses (…), corremos el riesgo de repetir lo que ocurrió durante la caída del régimen comunista en Afganistán a principios de los años 1990”, con la llegada al poder de los talibanes que entonces sirvieron de refugio a Al-Qaeda. “Un resultado similar en Siria, mucho más importante desde el punto de vista estratégico, sería desastroso para nuestros intereses a largo plazo”, subraya.
Margen de maniobra limitado
Sin embargo, el margen de maniobra de Estados Unidos parece limitado, más allá de “expresar su interés en contribuir a influir en el curso de los acontecimientos”, opina Colin Clarke, director de investigación del grupo Soufan. Pero piensa que “la administración Trump debe llegar desde el primer día con una política coherente en Siria y empezar a trabajar con los demás actores allí, principalmente los turcos”.
En cuanto a las relaciones con HTS, Robert Ford, último embajador estadounidense en Siria, sostiene que el grupo se ha moderado y que las declaraciones del líder de los rebeldes sirios, Abu Mohammad al-Jolani, van en la dirección correcta. “No estoy diciendo que debas confiar en Jolani. Es claramente autoritario. Es claramente un islamista que no cree que los cristianos tengan el mismo derecho al poder que los musulmanes. Pero estoy seguro de que quiero probarlo en algunas de estas cosas”, afirma.
Según él, Estados Unidos debería alentar al HTS y a otros actores sirios a acercarse y tranquilizar a las diversas comunidades del país, incluidos cristianos, kurdos y alauitas, de donde proviene Bashar al-Assad. Más allá de eso, Washington debería dar un paso atrás y dejar que los sirios decidan su futuro, dice.
(afp/er)