Estructuras, piedra tallada, herrajes: para las empresas de restauración de edificios, la obra de la catedral de Notre-Dame de París permite contratar, conservar conocimientos y reforzar la influencia, en Francia y, a veces, en el extranjero.
“Necesitamos obras a diario para poder transmitir nuestro know-how, para que no desaparezca”, resume a la AFP Richard Boyer, copresidente del grupo de empresas de restauración de monumentos históricos. De lo contrario, “es un poco como un pianista que no toca escalas”.
“No se puede mantener el saber hacer sin trabajos de restauración”, insiste también François Asselin, jefe de una empresa de carpintería y carpintería especializada en la restauración de monumentos históricos, que participa en el proyecto Notre-Dame.
Una vez perdido, sería “muy complicado” encontrarlo, opina Asselin, también presidente de la Confederación de las Pequeñas y Medianas Empresas (CPME). Y en tal caso, la restauración seguramente no se habría realizado de forma idéntica, sino con “técnicas industriales”.
En Francia, un proyecto como el de la emblemática catedral de la capital, basado en la renovación idéntica del marco y del chapitel con materiales originales, se ha convertido en “un vacío de talento”, subraya.
Para los aprendices, “esta es la oportunidad perfecta para formarlos bien en técnicas de restauración del patrimonio”, en condiciones reales.
– Influencia internacional –
El incendio que asoló Notre-Dame el 15 de abril de 2019 provocó el colapso de su aguja, con imágenes que dieron la vuelta al mundo y provocaron consternación general.
Este incendio “nos permitió arrojar una luz muy especial sobre las profesiones de la restauración” y “nos permitió ser mucho más atractivos para los jóvenes, que vieron una salida en las profesiones del patrimonio”, afirma Asselin.
Subraya que “el saber hacer (de estos artesanos) irradia mucho más allá de Francia”. “Cuando hago una gira por Estados Unidos, puedo decirles que todos los clientes que conozco solo me preguntan una cosa: ‘¡háblame de Notre-Dame!’”
Las exportaciones a Estados Unidos, en particular la carpintería “a la francesa”, representan alrededor del 20% de la actividad de la empresa Asselin, que ganó la licitación para la reconstrucción de la estructura de roble del chapitel de Viollet-le-Duc. las empresas Le Bras Frères, Cruard Charpente y MdB Métiers du Bois.
Al ofrecer sus servicios en el extranjero, “es el restaurador de Notre Dame” quien “vende su saber hacer”, un mensaje “muy potente”, insiste el empresario.
En el mercado residencial estadounidense de alto nivel, “lo que nos permite posicionarnos es simplemente que nuestros clientes son sensibles a nuestra cultura”, explica François Asselin. “Es un tremendo poder blando que debe cultivarse”.
– “Continuidad política” –
Por su parte, Richard Boyer ve mercados “casi exclusivamente en el territorio nacional”, “estamos muy orgullosos de tener este tipo de operaciones en nuestra tarjeta de visita”: “Participar en un proyecto con tanta influencia permite luego capitalizar, para las próximas licitaciones”, explica.
Siempre que haya demanda: necesitamos sobre todo “una especie de permanencia y continuidad en la política de restauración de los monumentos históricos” porque “no somos una variable de ajuste presupuestario”, afirma.
Para François Asselin, es fundamental “seguir” gastando en patrimonio a pesar de la “deuda abismal” francesa y a pesar del desafío que esto representa para quienes desean renovar un edificio de interés patrimonial.
Destaca el impacto de los programas de ayuda a la renovación, como los de la Fundación Heritage, que pueden contribuir a la preservación del patrimonio francés a través del crowdfunding y el patrocinio empresarial.
“El mercado de la restauración del patrimonio depende en gran medida, directa o indirectamente, de la voluntad del Estado”, opina François Asselin.
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