El canciller alemán Olaf Scholz, designado líder de su partido de centro izquierda en las elecciones de febrero, lanzó oficialmente el lunes una campaña electoral que promete ser peligrosa dada su impopularidad.
“Queremos salir victoriosos, ser el primer partido” al final de la votación legislativa del 23 de febrero, declaró imperturbable el líder de 66 años en una rueda de prensa.
La dirección de su partido socialdemócrata (SPD) lo designó anteriormente “por unanimidad” como su candidato, uniéndose a pesar de las recientes disensiones internas y encuestas que lo muestran en gran medida como el perdedor.
Los delegados todavía tendrán que validar la candidatura en un congreso el 11 de enero.
Olaf Scholz, que más o menos se proclamó candidato tras la ruptura de su coalición con los Verdes y los liberales el 6 de noviembre, tuvo que hacer frente a una revuelta dentro de su partido en la que algunos se habían pronunciado a favor del muy popular Ministro de Defensa Boris Pistorio.
Este último finalmente descartó presentarse como candidato.
La tarea promete ser titánica para el partido más antiguo de Alemania, al que se le atribuye sólo alrededor del 15% de las intenciones de voto.
La oposición conservadora CDU/CSU recibió más del doble (33%), y el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) le adelantó con un 18%.
Olaf Scholz, “rostro” del fracaso de un gobierno marcado por perpetuas disputas internas, es “probablemente el candidato a canciller más débil y menos apropiado que el SPD haya presentado jamás”, analizó recientemente la revista Der Spiegel.
Ucrania, economía, pensiones.
Su coalición, en el poder desde finales de 2021, quedó destrozada tras la destitución del ministro liberal de Finanzas debido a desacuerdos que se habían vuelto insuperables en términos de política presupuestaria.
“Tomar decisiones (con tres personas) se había vuelto cada vez más complicado en estos tiempos difíciles, y por eso era acertado poner fin a este gobierno”, afirmó.
La campaña estará bajo el signo del apoyo a Ucrania contra la invasión rusa y la modernización de la economía alemana, afirmó, mientras la mayor economía europea se ve sacudida por una crisis industrial que afecta casi a diario su parte de los planes sociales.
El canciller también dice que quiere luchar para garantizar las pensiones, un tema crucial en una Alemania que envejece.
Para hacer frente a todos estos desafíos, su partido apoyará una “relajación del freno de la deuda”, este mecanismo que limita el nuevo endeudamiento del Estado, en el centro de las disensiones dentro de su coalición.
Respecto a Ucrania, reafirmó su decisión de no suministrar misiles Taurus que puedan atacar en profundidad territorio ruso, apartándose así de la posición adoptada por sus principales aliados, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
Olaf Scholz ya se presenta desde hace varias semanas como el hombre moderado en el apoyo militar a Kiev, con la esperanza de aprovechar el pacifismo muy arraigado entre los alemanes desde los horrores nazis y una corriente de opinión prorrusa nada despreciable.
Experiencia
Los conservadores no ocultaron ver con cierto alivio la candidatura de la canciller. “Pistorius habría sido más desagradable para la CDU y el CSU”, subrayó el diputado Mathias Middelberg.
Pero Olaf Scholz, un veterano político que fue alcalde de Hamburgo (norte) y vicecanciller de Finanzas durante el último gobierno de Angela Merkel (2005-2021), ha demostrado varias veces su capacidad para frustrar las predicciones.
Recuerda fácilmente cómo, en 2021, ganó las elecciones contra todo pronóstico.
Si luego se benefició enormemente de las divisiones en el campo conservador, también se presentó hábilmente como el verdadero heredero del canciller conservador, en aquel momento en el cenit de su popularidad.
Esta vez también pretende tranquilizar a través de su experiencia en un contexto geopolítico global atormentado y sumido en lo desconocido por la elección de Donald Trump a la Casa Blanca.
Frente a él, el rival conservador Friedrich Merz no tiene mucho que presentar, se burló el lunes el colíder del partido, Lars Klingbeil.
Friedrich Merz “nunca ha sido alcalde, nunca ha formado parte de un gobierno regional, nunca ha formado parte de un gobierno federal, nunca ha asumido la responsabilidad de este país”, enumeró.
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