RDifícilmente un anuncio judicial habría despertado tal cacofonía internacional, mezclando indignación, aprobación cautelosa y provocaciones políticas.
Lejos de ser una simple cuestión legal, esta decisión plantea profundas cuestiones geopolíticas, redefiniendo los contornos de las responsabilidades en los conflictos modernos.
Acusados de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad, los dos dirigentes israelíes y el jefe de Hamás se encuentran en el ojo de la tormenta jurídica. Según la CPI, Netanyahu y Gallant privaron intencionalmente a la población de Gaza de recursos vitales, creando condiciones de vida “calculadas para provocar la destrucción de una parte de la población civil”. Una dura acusación que, de ser probada, marcará un punto de inflexión decisivo en la búsqueda de responsabilidades en el conflicto palestino-israelí.
En cuanto a Mohammed Deif, artífice del atentado del 7 de octubre de 2023 que costó la vida a más de 1.200 civiles israelíes, su caso no deja indiferente a la comunidad internacional. Pero la ironía es que su mandato llega mientras su supuesta muerte a manos de Israel sigue envuelta en un velo de misterio.
Un mundo dividido
La primera consecuencia de la orden de arresto contra Netanyahu es sin duda su mayor aislamiento diplomático. En un gesto de desafío, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, lo invitó a Budapest y calificó la decisión de “vergüenza internacional”. Estados Unidos, tradicionalmente alineado con Israel, denunció una decisión “escandalosa”.
Por el contrario, Irlanda se ha comprometido a implementar el mandato “sin dudarlo”, recordando que nadie está por encima de la ley. En la misma línea, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, insistió en que el mandato debe ser “respetado y aplicado”, colocando a ciertos Estados europeos en una posición diplomática incómoda. Sobre todo porque Alemania, por ejemplo, equilibra su apoyo histórico a Israel y su obligación moral de respetar los compromisos internacionales.
Esto significa que la decisión de la CPI revela las tensiones subyacentes entre los imperativos geopolíticos y las aspiraciones de justicia universal. Israel inmediatamente rechazó la autoridad del tribunal, calificando la medida de “motivada por el antisemitismo”.
Una retórica familiar, pero que resuena en ciertos aliados, particularmente en Estados Unidos. Este rechazo es parte de una estrategia más amplia para desafiar la legitimidad de las instituciones internacionales cuando cuestionan las acciones israelíes.
En el mundo árabe, la decisión se considera un paso simbólico hacia adelante. Irán no dudó en declarar que este mandato marcó “la muerte política del régimen sionista”, mientras que Hamás lo ve como un “paso hacia la justicia”. Sin embargo, estas reacciones contribuyen poco a enmascarar el escepticismo generalizado sobre la ejecución efectiva de estos mandatos. ¿Quién entre los Estados miembros de la CPI se atreverá a arrestar a Netanyahu si aparece en su territorio?
Mientras tanto, en Gaza las muertes se acumulan
Sobre el terreno, la situación sigue siendo desesperada. En Gaza continúan los ataques israelíes, al igual que las pérdidas humanas que ascienden a más de 44.000 muertes, según el último informe del Ministerio de Salud de Hamás.
Y la orden de la CPI contra el primer ministro israelí no impedirá que continúen las mortíferas incursiones de las FDI. Como mucho, se corre el riesgo de acentuar las divisiones entre los actores del conflicto.
Los partidarios de Netanyahu se están movilizando para rechazar lo que perciben como un intento de deslegitimar a Israel. Mientras tanto, la Autoridad Palestina, marginada por Hamás, espera que la medida reavive el apoyo internacional a su causa.
Por lo tanto, es poco probable que esta orden de arresto cambie fundamentalmente la situación en el corto plazo, ya que Netanyahu permanece firmemente anclado en el poder, utilizando la retórica de la “guerra existencial” para galvanizar su apoyo interno.
Al final, ¿qué podemos aprender de esta histórica decisión de la CPI? Si bien envía un mensaje claro sobre la importancia de la responsabilidad en los conflictos armados, su aplicación concreta sigue siendo un enigma, particularmente en un mundo donde las relaciones de poder geopolítico a menudo tienen prioridad sobre la justicia.
Por FZ Ouriaghli