Este domingo 24 de noviembre coincide con el 50 aniversario del descubrimiento de Lucy, un esqueleto parcial de Australopithecus datado en 3,18 millones de años. Un evento que trastocó el patrón de nuestra evolución.
Fue hace 50 años. El 24 de noviembre de 1974, en Etiopía, más precisamente en la región de Afar, un equipo científico descubrió 52 fragmentos de huesos, cráneo, pelvis, fémur y restos dentales, que componen aproximadamente el 40% del esqueleto de “Lucy”, la Australopithecus más famoso que data de hace 3,18 millones de años.
En aquel momento, los científicos se sorprendieron, sobre todo por el excepcional estado de conservación del esqueleto fósil de Lucy. Pero, desde este descubrimiento, “se han encontrado otros fósiles y herramientas de piedra en la misma región, dando cada vez más indicaciones sobre la adaptación de los australopitecos a su medio ambiente, su dieta y su forma de vida”, se puede leer en el sitio web de la Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS).
No obstante, el fósil de homínido bípedo de “Lucy”, originalmente llamado AL-288-1, revolucionó la investigación científica y la comprensión de nuestros antepasados. Efectivamente, Lucy habría muerto posiblemente entre los 11 y los 13 años, edad considerada adulta para esta especie.
“Lucy” tenía problemas de espalda
Mide 1,10 m de altura y pesa 29 kg. Se conserva en una sala no abierta al público del Museo Nacional de Etiopía, en el corazón de la capital, Addis Abeba. Para Sahleselasie Melaku, directora del departamento de paleontología, Lucy cambió “la percepción de la evolución humana”.
El paleontólogo, entrevistado por la AFP, señala en particular una vértebra ligeramente deformada. “Eso significa que probablemente tenía problemas de espalda”, subraya.
“El descubrimiento de Lucy fue un momento bastante excepcional porque debemos darnos cuenta de que hace 50 años sabíamos muy poco, hace 3 millones de años, y no teníamos nada tan completo”, comenta Jean-Renaud Boisserie, paleontólogo y director de investigaciones del CNRS. , adscrito al Centro Francés de Estudios Etíopes.
Siempre estudiada, Lucy aún no ha revelado todos sus secretos. Según un estudio publicado en 2016, pasaba un tercio de su tiempo en los árboles, donde anidaba, y tenía las extremidades superiores muy desarrolladas.
Murió tras caer de un árbol, según un estudio publicado en la revista estadounidense PLOS One ese mismo año.
Un cerebro “muy maduro”
En 2022, otro estudio publicado en la revista The Nature y centrado en particular en la pelvis de Lucy, concluyó que los australopitecos recién nacidos tenían un cerebro muy inmaduro, como los recién nacidos actuales, y necesitaban la cooperación de los padres para cuidarlos.
“Aún quedan muchas preguntas sin respuesta”, afirmó Sahleselasie Melaku, antes de continuar: “En particular, no sabemos mucho más sobre la infancia de estos antepasados”.
Para el paleontólogo, el progreso científico y los equipos más avanzados nos permiten profundizar en nuestra comprensión.
“Los estudios que se puedan realizar sobre él, sobre sus pares, plantean las cuestiones científicas del mañana”, subraya Jean-Renaud Boisserie: “Un material tan excepcional como este desempeña un papel motor en la evolución de la investigación”.