Este proceso podría beneficiar a unos 300.000 inmigrantes cada año durante los próximos tres años. La reforma del reglamento de la ley de extranjería, adoptada por el Gobierno y publicada el pasado martes en el Boletín Oficial del Estado (BOE), pretende reducir los retrasos y simplificar los criterios de regularización de los inmigrantes indocumentados.
La principal novedad reside en la armonización de las distintas formas de arraigo (integración), un mecanismo que permite a los extranjeros regularizar su situación en España. La duración de la estancia necesaria para beneficiarse del mismo se reduce ahora de tres a dos años. Además, la reforma aclara la incompatibilidad entre la solicitud de protección internacional y el arraigo. Sin embargo, durante un período transitorio de un año, el gobierno reducirá a seis meses el período mínimo de residencia en España que permite a los solicitantes de asilo rechazados acceder al arraigo, siempre que cumplan los criterios requeridos.
En cuanto al arraigo social, el plazo de residencia necesario para beneficiarse del mismo baja de tres a dos años. El solicitante seguirá teniendo que acreditar vínculos familiares con residentes legales en España o presentar un informe de integración social.
Para Arraigo sociolaboral (antes arraigo laboral), se mantiene la duración de residencia de dos años, pero se reduce de 30 a 20 el número de horas semanales del contrato de trabajo exigido.
En el arraigo socio formativo (que sustituye al arraigo formativo), el tiempo de residencia exigido es siempre de dos años, así como el compromiso de formación en una profesión demandada en el mercado laboral. A partir de ahora se podrá trabajar desde el inicio de la formación.
El arraigo de segunda oportunidad o oportunidad, una nueva medida, exige dos años de residencia en España. Este sistema permite regularizar su situación a los extranjeros que ya han obtenido un permiso de residencia, pero no lo han renovado.
En cuanto al arraigo familiar, ya no existe un período mínimo de residencia en España, y este formulario queda ahora reservado a padres de ciudadanos españoles nacidos en terceros países o padres de nacionales de la UE. Los demás supuestos se rigen por una nueva condición de familiar de ciudadano español.
Para mejorar las condiciones de reagrupación familiar, se crea una nueva autorización de residencia para familiares de ciudadanos españoles, con una ampliación de cobertura.
Los principales cambios incluyen:
Ampliación de la edad de los hijos beneficiarios de 21 a 26 años.
La inclusión de parejas que no estén registradas pero que acrediten una relación de carácter afectivo equivalente a la de pareja.
Facilitar la reunificación familiar de hijos y padres de víctimas de trata, violencia sexual o violencia de género.
Estas reformas establecen una duración de un año para los permisos de residencia iniciales, con una renovación de cuatro años para todas las autorizaciones.
El nuevo reglamento introduce autorizaciones específicas para todos los tipos de visado, precisando que la primera autorización de residencia tendrá una validez de un año, mientras que las renovaciones se concederán por un periodo de cuatro años. Esta medida pretende evitar situaciones de irregularidad administrativa y además simplifica el paso de un tipo de permiso a otro. Por ejemplo, ya no será necesario salir del país para obtener un permiso de residencia permanente tras un permiso temporal. La visa de búsqueda de empleo, que antes estaba limitada a tres meses, ahora tendrá una validez de un año.
Las reformas establecen una protección reforzada para los trabajadores temporeros, con el establecimiento de una nueva autorización de residencia y trabajo. Esto facilita los contratos individuales y colectivos, al tiempo que garantiza una mejor protección de sus derechos. Los trabajadores deben recibir información clara y escrita en un idioma que comprendan sobre sus condiciones de trabajo, su alojamiento, entre otras cosas. Estas medidas también mejoran las condiciones de seguridad de los trabajadores, desde su salida del país de origen hasta su afiliación a la Seguridad Social. Además, les permiten cambiar de empleador en caso de malos tratos o circunstancias excepcionales que impidan la continuación del trabajo, en óptimas condiciones.
Los estudiantes extranjeros se beneficiarán ahora de un permiso de residencia inicial correspondiente a la duración de su formación. Al finalizar sus estudios, un procedimiento simplificado les permitirá obtener rápidamente un permiso de trabajo. Además, podrán trabajar hasta 30 horas semanales durante sus estudios universitarios.
La reforma de la ley de extranjería en España representa un paso importante hacia un sistema más inclusivo y humano. La regularización de cientos de miles de migrantes responde así a las necesidades urgentes de las personas vulnerables y al mismo tiempo resalta su contribución a la sociedad.
Esta reforma no es simplemente un cambio legislativo, sino un mensaje contundente: el de igualdad, dignidad e integración para quienes buscan construir una vida mejor. Abre el camino hacia una sociedad más justa, donde los inmigrantes, a menudo invisibles, finalmente vean reconocidos sus derechos. España afirma su liderazgo reduciendo retrasos, simplificando criterios y ampliando las posibilidades de regularización, en un contexto europeo y global marcado por la intensificación de las tensiones migratorias, exacerbadas por el ascenso de poder de partidos hostiles a la inmigración y la xenofobia.
El gobierno de izquierda español de Pedro Sánchez es una excepción en materia migratoria dentro de la Unión Europea. Ya es hora de que otros países sigan el ejemplo del Reino de España, porque la diversidad, lejos de ser un obstáculo, es una ventaja. Los inmigrantes deben ser vistos no sólo como trabajadores, sino también como miembros de pleno derecho de nuestras sociedades y no simplemente como personas completamente separadas, para usar las palabras del difunto Maestro Alioune Badara Cissé, paz a su alma.
MOMAR DIENG DIOP /ESPAÑA.