Públicamente, los países ricos y en desarrollo no están más cerca de un acuerdo el jueves en la conferencia de la ONU sobre el clima en Bakú, después de la publicación de un borrador calificado de “caricatura” o “insulto”, pero las negociaciones siguen intensas entre bastidores para forjar el compromiso final.
La presidencia de la COP29 de Azerbaiyán publicó un borrador de texto de 10 páginas en las primeras horas, intentando resumir las posiciones sobre el nuevo objetivo de ayuda financiera que se supone que debe establecer la conferencia. Y está claro que todavía están muy lejos, al menos sobre el papel.
“El texto caricaturiza las posiciones de los países desarrollados y en desarrollo”, afirmó Joe Thwaites, de la ONG NRDC. “La presidencia debe proponer una tercera opción para conciliarlos”.
La ausencia de cifras para los países ricos “es un insulto a los millones de personas que trabajan en el frente del cambio climático”, respondió Jasper Inventor, jefe de la delegación de Greenpeace Internacional en Bakú.
“La ausencia de una propuesta conciliadora y de cifras todavía deja una enorme cantidad de trabajo para los negociadores en los próximos dos días”, comentó también Rob Moore, del grupo de expertos E3G.
Pero “todos están trabajando para llegar a un acuerdo”, confiesa un veterano de las negociaciones.
En la COP nadie revela sus verdaderas líneas rojas hasta el último día.
Hoy en día, los países desarrollados proporcionan alrededor de cien mil millones de dólares en ayuda financiera a los países en desarrollo para que puedan adaptarse al cambio climático e invertir en energía baja en carbono. La COP29 debe fijar un nuevo objetivo de ayuda hasta 2030 o 2035.
Está previsto que la conferencia finalice el viernes por la noche, pero pocas COP han concluido a tiempo.
“Los países desarrollados deben llenar urgentemente las casillas y mostrar sus tarjetas financieras para permitir que las negociaciones avancen”, reaccionó Mohamed Adow, del grupo de expertos Power Shift Africa.
– Buscando una tercera vía –
La primera opción del texto publicado el jueves refleja las demandas de los países en desarrollo. Sin dar una cifra precisa, pide que “X” billones de dólares al año provengan del dinero público de los 23 países ricos actualmente obligados a contribuir según los textos de la ONU (esencialmente Europa, Estados Unidos y Japón) y de fondos privados asociados, “durante el período 2025-2035”, y esencialmente en forma de donaciones y no de préstamos.
Eso es mucho más que los 100 mil millones que los países ricos se habían comprometido a proporcionar durante el período 2020-2025. Una opción poco realista para los países ricos, especialmente en tiempos de ajuste presupuestario.
Sobre todo porque esta opción no prevé ninguna ampliación de la lista de contribuyentes a países como China, Singapur o Qatar.
La segunda opción resume la visión de los países ricos: el objetivo financiero sería “un aumento de la financiación global para la acción climática” a “X” billones de dólares por año “para 2035”.
Pero este objetivo incluiría “todas las fuentes de financiación”, incluido el dinero público de cada país del mundo, fondos privados o incluso nuevos impuestos globales, por ejemplo sobre la aviación o el transporte marítimo.
Esta opción evita cuantificar el compromiso financiero de los países ricos, que desde el inicio de la cumbre han dicho que quieren esperar antes de proponer su cifra, para gran consternación de los países en desarrollo.
“Este nuevo texto presenta ambos extremos de cada bando sin dejar mucho margen para llegar a acuerdos”, comentó Li Shuo, experto del centro de estudios Asia Society Policy Institute.
La iniciativa recae ahora en la presidencia azerbaiyana de la conferencia. Tendrá que encontrar el equilibrio adecuado para presentar a los cerca de 200 países de la COP un texto aceptable que permita a todos regresar a casa “con el mismo nivel de descontento”, en palabras del jefe negociador azerbaiyano, Yaltchin Rafiev. .
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