A dos días del final de la COP29 en Bakú, los países ricos piden entre 440.000 y 900.000 millones de dólares al año en ayuda climática para el mundo en desarrollo, informaron el miércoles los ministros responsables del desbloqueo de las negociaciones.
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Los países desarrollados, por su parte, aún guardan silencio sobre la cantidad que están dispuestos a aportar, más allá de su promesa anterior de 100 mil millones anuales, para el “Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado” (NCQG por sus siglas en inglés) para la financiación climática. debe establecer la conferencia de la ONU.
“Hemos escuchado diferentes propuestas sobre el coste” de las ayudas públicas de los países ricos, “de 900.000 millones, 600.000 millones y 440.000 millones”, declaró en el pleno el ministro australiano, Chris Bowen.
Informó sobre las consultas celebradas la víspera con su homóloga egipcia, Yasmine Fouad, en un intento de desbloquear años de negociaciones sobre esta cifra.
Ninguna de estas cifras procede de países desarrollados, según varios delegados contactados por la AFP.
“Todos los países en desarrollo están de acuerdo en que necesitamos al menos 600 mil millones de dólares al año en fondos públicos” de los países ricos, explica Iskander Erzini Vernoit, del instituto marroquí IMAL en Bakú.
“Escuchamos en los pasillos cifras de 200 mil millones ofrecidos” por los países ricos: “es inimaginable, no podemos aceptarlo”, criticó el jefe negociador boliviano, Diego Pacheco, dando voz en el pleno al nombre del mundo en desarrollo.
Estas diferentes cantidades representan sólo una parte de la necesidad total de 1.300 millones de dólares anuales que exigen los países en desarrollo para desplegar paneles solares, cerrar centrales eléctricas de carbón o incluso construir diques para hacer frente al aumento de los niveles de agua.
Los países ricos, por su parte, exigen saber cómo se asociará su dinero público a otras fuentes de financiación (fondos privados, nuevos impuestos globales, por ejemplo al comercio aéreo y marítimo, etc.) antes de avanzar en su propia cifra.
Europa y Estados Unidos, obligados a contribuir por la convención climática de la ONU en virtud de su responsabilidad como contaminadores históricos, insisten en que China, Corea del Sur, Singapur y los países del Golfo implementen la marihuana de manera más precisa y transparente.
Más allá de eso, los países en desarrollo, incluidas muchas naciones sobreendeudadas, insisten en que el acuerdo final establezca que el dinero de los países ricos se proporcione en forma de donaciones en lugar de préstamos.