Mohamed, médico de mentalidad laica, no se reconoce en la descripción de los suburbios del sur de Beirut como una fortaleza de Hezbollah o una “lugar excepcional, monocromático y fantasioso, cuyos habitantes son retratados como personas estrictamente religiosas”. Para este pediatra, Dahiyé (barrio, en árabe), bombardeado por el ejército israelí desde finales de septiembre, “Región chií con diversas sensibilidades antes de ser zona de influencia de Hezbollah”fue, sobre todo, su lugar de vida, antes y después de los veinticinco años que pasó en Francia, como estudiante y practicante.
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Se remonta a la historia: “A partir de la década de 1950, los chiítas pobres del sur del Líbano y de la llanura de la Bekaa se asentaron en las afueras de Beirut. Luego fueron marginados políticamente y sus regiones de origen, agrícolas, fueron abandonadas por el Estado”dice el médico, cuya familia es del Sur.
Estos emigrantes no llegan a un lugar virgen: una pequeña burguesía ha surgido en el territorio que ahora llamamos suburbios del sur. Antiguo lugar de producción de seda, reúne varios municipios, salpicados de espacios verdes y huertas, y cuya población es mixta desde el punto de vista confesional: cristianos –como lo demuestra la presencia de iglesias– y musulmanes conviven. La región ofrece proximidad a Beirut, con su aeropuerto que proporciona empleo y viviendas más baratas.
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Pero a finales de los años 1960, la geopolítica del Medio Oriente alcanzó esta área que había “siempre he sido rebelde” y fue “Un hogar para ideas progresistas, nacionalistas árabes y comunistas”explica Lamia Moubayed, experta en gobernanza pública, nacida allí. Contó la historia de su madre y su familia en un libro, Leila (Dar Al-Jadid, 2022, sin traducir). En ese momento, los jóvenes chiítas se unieron a las filas de los fedayines (combatientes) palestinos. Dos campos de refugiados, Bourj Al-Barajneh y Chatila, están situados en las afueras de los suburbios del sur. El clérigo Moussa Sadr conceptualiza el estatus de “desheredados” de los chiítas y aboga por una liberación que implica un retorno a la religión.
“Contrasociedad islámica”
Con la guerra civil que estalló en 1975, los suburbios del sur perdieron su diversidad: los cristianos se marcharon, en un momento de retirada general. Los desplazamientos forzosos de la época provocaron una nueva afluencia de chiítas hacia los suburbios del sur. Producto de la revolución islámica de 1979 en Irán y de la invasión israelí del Líbano en 1982, Hezbollah irá tomando gradualmente el control de esta región. En los años 1980, mientras sus activistas luchaban contra las tropas del Estado judío en el sur del país, el movimiento lanzó su proyecto de “contrasociedad islámica”, abriendo asociaciones caritativas inspiradas en el modelo iraní y un hospital. Su penetración se ve facilitada por la ausencia del Estado.
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