Más de 650.000 personas huyeron de sus hogares a medida que se acercaba el súper tifón, descrito por la agencia como “potencialmente catastrófico y mortal”. Olas de hasta 14 metros de altura azotaron la costa de Catanduanes y es probable que marejadas ciclónicas de más de tres metros azoten la capital, Manila, y otras zonas costeras vulnerables en un plazo de 48 horas, advirtió la misma fuente el sábado.
“No se reportaron víctimas, tal vez porque la gente siguió las órdenes de evacuación”, dijo el domingo Roberto Monterola, jefe de las operaciones de ayuda de la provincia de Catanduanes, mientras avanzaba la limpieza de la isla. “Todos los pueblos sufrieron daños, pero se espera que los del norte (de la isla) tengan más problemas”, añadió.
Las fotos compartidas en la página de Facebook del alcalde de Panganiban, César Robles, muestran líneas eléctricas derribadas, casas dañadas, árboles y láminas de hierro corrugado que ensucian las carreteras. “Aún es un poco peligroso, todavía hay ráfagas de viento y muchos escombros”, dijo en un mensaje César Robles, asegurando que nunca había visto un tifón “tan poderoso”.
Sexta tormenta en un mes
“Antes sólo recibíamos la señal número tres o cuatro, pero ahora los tifones llegan a la señal número cinco”, testificó Marissa Cueva Alejandro, de 36 años, refiriéndose al sistema de alerta de viento de cinco niveles del servicio meteorológico.
Man-yi es la sexta tormenta que azota Filipinas en menos de un mes. Ataques anteriores mataron al menos a 163 personas, dejaron a miles sin hogar, destruyeron cultivos y mataron ganado.
Los científicos dicen que el cambio climático está aumentando la intensidad de las tormentas, lo que provoca lluvias más intensas, inundaciones repentinas y ráfagas más violentas. Cada año, alrededor de 20 grandes tormentas y tifones mortales azotan Filipinas o sus aguas circundantes, pero es raro que ocurran varios eventos de este tipo en un corto período de tiempo.
Se espera que Man-yi se “debilite ligeramente” y se convierta en un tifón antes de llegar a Luzón, la isla más poblada y motor económico del país donde se encuentra Manila, el domingo por la tarde, según los meteorólogos.
Robert Tancino, un paramédico del municipio de Tiwi en la provincia de Albay, frente a Catanduanes, dijo que su área parecía prácticamente ilesa y afirmó que no había visto ningún “daño a las casas”.
Hoteles desiertos
La agencia meteorológica emitió una alerta de nivel 2 en varias provincias de la costa oriental de Luzón, donde se espera que Man-yi toque tierra por segunda vez. Pero “algunos de nuestros compatriotas son testarudos. No nos creen hasta que llega el tifón”, dijo a la AFP Geofry Parrocha, responsable de comunicaciones de la agencia de gestión de catástrofes del municipio de Dipaculao.
Los turistas han abandonado los balnearios. “Nuestras habitaciones están desiertas”, lamentó Irene Padeo, responsable de reservas en un hotel de Baler, en la misma provincia de Aurora.
Según su trayectoria prevista, se espera que Man-yi cruce el norte de Manila y atraviese el Mar de China Meridional el lunes. Man-yi llega a Filipinas al final de la temporada de tifones, y la mayoría de los ciclones se desarrollan entre julio y octubre.
A principios de este mes, se formaron cuatro tormentas simultáneamente en la cuenca del Pacífico. La Agencia Meteorológica de Japón dijo el sábado que era la primera vez que se observaba un fenómeno de este tipo en noviembre desde que comenzaron sus registros en 1951.
