El 21 de noviembre, el Ministro de Finanzas finalmente brindará su tan esperada actualización económica. Una actualización que, todo hay que decirlo, llega en el peor momento. En el plano político, el CAQ atraviesa un período tormentoso –las encuestas no son precisamente halagüeñas– y en el plano económico, la incertidumbre acecha con la elección de Donald Trump, que arroja una sombra preocupante sobre las proyecciones de crecimiento.
Pero eso no es todo. Esta es la primera actualización desde que se reveló el déficit histórico en el último presupuesto. Un déficit para el que esperamos que el gobierno tenga explicaciones convincentes, si no un plan vagamente creíble. ¿Dónde estamos realmente desde esta debacle? ¿Estamos avanzando –aunque sea un pequeño paso– hacia un presupuesto equilibrado, o es simplemente un espejismo?
Resultados
Definitivamente no deberías esperar milagros. La famosa congelación de la contratación en la función pública es todavía demasiado reciente para producir el más mínimo efecto. Los ministerios, a los que se les ha ordenado respetar su presupuesto, están luchando por contener su gasto. En cuanto a este prometido ahorro de miles de millones de dólares en salud… la pregunta sigue siendo: ¿es este un objetivo alcanzable, o simplemente otra línea de un discurso optimista?
Y aquí es donde reside el problema: sin ningún margen de maniobra, financiero o político, el gobierno se encuentra estancado, en pleno mandato, incapaz de reajustar sus prioridades sin correr el riesgo de alimentar aún más críticas. ¿Una visión a corto plazo? ¿Falta de inspiración? Parece más bien que el CAQ está en piloto automático, esperando que nadie note la falta de dirección.
Círculo vicioso
La verdad es que el gobierno está atrapado en una trampa que él mismo ha creado. Lanzó reformas ambiciosas, comenzó con muchas promesas, pero aún se esperan los resultados. Mientras tanto, la factura sigue subiendo, reduciendo cada día un poco más su capacidad de acción.
En resumen, es probable que esta actualización económica confirme lo que todos ya sospechan: un círculo vicioso en el que el gobierno está atrapado, incapaz de encontrar una ruta de escape y donde cada intento de cambio parece más costoso y menos efectivo que el anterior.