Más de quince años después de su invención, la autoría del bitcoin sigue siendo controvertida. Los principios de esta moneda virtual fueron revelados el 31 de octubre de 2008 en el “Libro Blanco”, un documento de nueve páginas firmado por un tal Satoshi Nakamoto. Su teoría es que “realizar pagos en línea directamente de un tercero a otro evitaría pasar por una institución financiera”. Y liberarnos de los bancos centrales, tradicionalmente los únicos autorizados a crear dinero.
¿Quién era Satoshi? ¿Es este un nombre real o el seudónimo de una o más personas? A lo largo de los años se han propuesto varias hipótesis, pero el misterio persiste. Craig Wright, un informático y empresario australiano, afirmó ser el inventor del bitcoin. Pero la afirmación quedó desvirtuada: en marzo, un juez británico dictaminó que el australiano no era el creador de la famosa criptomoneda, citando “pruebas abrumadoras” en su contra al final de un juicio contra una asociación sectorial.
Desde su creación, el bitcoin ha suscitado críticas porque es la moneda preferida para pagar en la “darknet”, una red paralela que garantiza el anonimato, sin dejar huellas. Acusado regularmente de utilizarse para blanquear dinero criminal, también permite extorsionar fondos mediante ataques de ransomware, virus que bloquean el acceso a los sistemas informáticos de las víctimas a cambio del pago de un rescate.
Según un informe de la firma de análisis Chainanalysis, en el primer semestre de 2024 se pagaron 460 millones de dólares por este ransomware, una cifra que sube un 2% interanual. Esto se suma a la reputación de volatilidad del sector de las criptomonedas, sacudido en los últimos años por la caída de varios empresarios estrella y quiebras de alto perfil.
Aunque muchos inversores en bitcoins lo hacen con fines especulativos, la criptomoneda ha recibido señales de respetabilidad en los últimos años. El regulador financiero estadounidense incluso aprobó en enero un nuevo tipo de inversión, indexada al bitcoin, que permite a un público más amplio invertir indirectamente en criptomonedas, sin tener que poseerlas directamente. Esta decisión contribuyó en gran medida al aumento de los precios.
En septiembre de 2021, El Salvador fue el primer país del mundo en adoptarla como una de sus monedas de curso legal. Pero las criptomonedas no han convencido a la población. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca podría acelerar la tendencia hacia la normalización. De hecho, el republicano se ha comprometido a hacer de Estados Unidos “la capital mundial del bitcoin y las criptomonedas”.
Bitcoin se basa en la tecnología blockchain, un libro de contabilidad virtual que permite almacenar e intercambiar información de forma segura, confiable e inmodificable. Cada transacción se registra en tiempo real, en un registro a prueba de manipulaciones. Bitcoin se crea -o se “extrae”- como recompensa cuando computadoras poderosas y, por lo tanto, que consumen mucha energía, resuelven problemas complejos. Los “mineros” son aquellos que contribuyen a la creación de blockchains validando transacciones. Para evitar una explosión descontrolada, Satoshi Nakamoto limitó el número máximo de unidades bitcoin que pueden existir en el mundo a 21 millones (un nivel que se espera que se alcance alrededor de 2140).