Bajo la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, muchos altos funcionarios han sido despedidos, a menudo por desacuerdos. La atípica gestión de Trump desembocó en muchas ocasiones en el anuncio de estos despidos en las redes sociales, lo que generó una intensa atención mediática y numerosas controversias.
James Comey, el director del FBI designado por Barack Obama en 2013, fue despedido por Trump en 2017. El despido estuvo relacionado con la investigación de Robert Mueller sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
En 2017, Jeff Sessions se convirtió en fiscal general. Sin embargo, su retirada de la investigación sobre Rusia lo puso en el punto de mira de Trump, lo que provocó su dimisión en 2018 tras las continuas tensiones. Trump ha criticado a menudo a Sessions en las redes sociales.
Rex Tillerson, secretario de Estado, que a menudo no estaba de acuerdo con Trump en política exterior, particularmente en lo que respecta a Corea del Norte e Irán, fue despedido en 2018. Le sucedió Mike Pompeo, exdirector de la CIA.
El asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, se vio obligado a dimitir en 2017 tras engañar al vicepresidente Mike Pence sobre sus contactos con Rusia. Aunque se declaró culpable, posteriormente recibió el indulto presidencial.
HR McMaster, otro asesor de seguridad nacional, dejó la administración en 2018, a menudo en desacuerdo con Trump en política exterior. Su sucesor, John Bolton, también fue despedido en 2019 por diferencias de opinión con Trump.
La secretaria de Transporte, Elaine Chao, dimite en 2021 tras los acontecimientos en el Capitolio, expresando su desacuerdo con algunas de las políticas de Trump. Finalmente, David Shulkin, jefe de asuntos de veteranos, fue despedido en 2018 tras controversias éticas y supuesta mala gestión.
