Con más de 1,3 millones de reclutas y 7,6 millones de reservistas, el ejército norcoreano es uno de los mayores del mundo en relación con su población (alrededor de 26 millones de habitantes), pero sigue siendo inexperto. Su presencia en el frente ucraniano –que Emmanuel Macron describió, el martes 12 de noviembre, como«escalada de tumba» del conflicto, durante una rueda de prensa con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte- es su primera experiencia de una guerra moderna, setenta y un años después del fin de la Guerra de Corea (1950-1953). ¿Cuál es el valor, sobre el terreno, de estos soldados que, durante los grandes acontecimientos, desfilan durante horas en la plaza Kim Il-sung de Pyongyang, algunas de las cuales van al paso de la oca, con la cabeza vuelta hacia la plataforma donde se encuentra el “líder supremo”? ¿Está rodeado por una multitud de oficiales con el pecho cubierto de condecoraciones?
Luchar junto a los rusos es, para la República Popular Democrática de Corea (RPDC), una especie de regreso a casa. Su ejército fue creado en 1948 por los soviéticos, que ocuparon la parte norte de la península tras la partición de la península de Corea en el año 38.mi paralelo por los estadounidenses, vencedores de la Guerra del Pacífico en 1945. Estos últimos ocuparon la parte sur.
El apoyo se decidió en secreto.
El despliegue de soldados norcoreanos en el frente ucraniano es la primera brecha abierta por Kim Jong-un en su política aislacionista reforzada durante los tres años de pandemia, que le permitió tomar el control de la población y asfixiar una economía embrionaria. El apoyo norcoreano a Rusia se decidió en secreto durante la firma, en junio en Pyongyang, por Vladimir Putin y Kim Jong-un de una asociación estratégica, sugiere la Diario de Wall Streetcitando a un ex agente de inteligencia ruso.
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En la RPDC, el ejército está estrechamente vinculado al culto a la personalidad. Desde la década de 1970, los soldados han servido menos a la patria que a la “líder querido y respetado”. Una cuarta parte del PIB nacional se dedicaría al ejército, que posee, dentro de su ámbito, empresas, casas comerciales, pesquerías y minas. El servicio militar obligatorio, de ocho a diez años para los hombres y cinco años para las mujeres, es el más largo del mundo. Sólo los privilegiados que acceden a la universidad escapan a este largo interludio bajo la bandera. El tiempo pasado en el ejército depende del estatus social de la familia del recluta, que es función de su lealtad al régimen. Para la mayoría, pasar diez años en el ejército es la mejor manera de convertirse en miembro del Partido de los Trabajadores de Corea y obtener algunos beneficios.
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