El rey Felipe de Bélgica participó en la ceremonia militar anual organizada ese día para conmemorar el Armisticio. La ceremonia se celebra cada año, el 11 de noviembre, frente a la tumba del Soldado Desconocido, bajo la columna del Congreso.
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Ceremonia en honor al Soldado Desconocido
El 11 de noviembre de 1918 se respetó el alto el fuego en todos los frentes, a las 11 horas exactamente, respetando la firma del armisticio entre los beligerantes. El fin de la Primera Guerra Mundial se conmemora cada año desde hace más de un siglo. Después de la Segunda Guerra Mundial, la conmemoración del 11 de noviembre incluyó a los soldados caídos entre 1940 y 1945. Desde entonces, el Día del Armisticio se dedica a los fallecidos de ambas guerras y a todos los soldados caídos durante las misiones.
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El rey Felipe de Bélgica, de 64 años, participó como cada año en la ceremonia de homenaje organizada en la columna del Congreso. Esta columna es un monumento construido a partir de 1840, en honor al Congreso Nacional, la primera asamblea legislativa temporal que se formó tras la independencia, y que está en el origen de los primeros textos constitutivos de Bélgica. En 1922 se instaló la Tumba del Soldado Desconocido bajo la Columna del Congreso, inspirándose en este tipo de tumbas instaladas en otras capitales.
El Soldado Desconocido fue elegido por el soldado de Gante Reinold Haesebrouck, que quedó ciego tras una pelea, entre cinco ataúdes que le ofrecieron. Cada uno de los ataúdes contenía el cuerpo de un soldado no identificado, asesinado en uno de los cinco principales campos de batalla de Bélgica. El 11 de noviembre de 1922, el rey Alberto I enterró el ataúd del Soldado Desconocido al pie de la columna del Congreso. El rey Alberto I es el bisabuelo del rey Felipe.
El rey Felipe, acompañado en la columna del Congreso por los presidentes de la Cámara y del Senado, pasó revista en primer lugar a los destacamentos. En presencia de representantes del gobierno federal y de organismos establecidos, el rey de los belgas colocó una corona de flores sobre la tumba del Soldado Desconocido y luego encendió la Llama Eterna. Antes de partir y firmar el libro de honor ante la tumba del Soldado Desconocido, el Rey Felipe saludó a los veteranos y a los presidentes de las asociaciones patrióticas presentes.
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