Afganistán asistirá a la COP29 que se inaugura el lunes en Azerbaiyán, la primera vez desde el regreso al poder del gobierno talibán en 2021, reconocido por ningún Estado del mundo pero que aboga por ser asociado a los debates internacionales sobre el clima.
“Una delegación del gobierno afgano estará en Bakú”declaró a la AFP Abdul Qahar Balkhi, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Afganistán, el sexto país más vulnerable al cambio climático, está luchando para hacer frente a inundaciones repentinas, sequías y otros desastres naturales que los científicos vinculan con el cambio climático. Sólo en mayo, más de 350 afganos murieron en las inundaciones.
La Agencia Afgana de Medio Ambiente (NEPA) ya ha sido invitada a cumbres internacionales, pero sus funcionarios nunca han obtenido hasta ahora los visados necesarios para participar, explicó a la AFP Rouhollah Amin, responsable del cambio climático en la NEPA.
El estatus de la delegación afgana en la COP29, que reunirá a 198 países al menos hasta el 22 de noviembre, no quedó inmediatamente claro, pero fuentes dijeron a la AFP que podría obtener el de“observador”.
Después de Bakú, Kabul espera obtener visados de Riad para luego asistir en diciembre a la COP16 sobre la desertificación en Arabia Saudita, continúa, sin poder dar más detalles sobre la delegación que Afganistán podría enviar allí.
Azerbaiyán, una nación exportadora de hidrocarburos atrapada entre Rusia e Irán, reabrió su embajada en Kabul en febrero, sin reconocer oficialmente al gobierno talibán.
“Un tema humanitario”
La NEPA, por su parte, sigue abogando para que la ruptura de la cooperación entre Kabul y el mundo no se aplique a las cuestiones medioambientales.
“El cambio climático es un tema humanitario”reiteró recientemente a la AFP su número dos, Zainulabedine Abid. “Llamamos a la comunidad internacional a no vincular las cuestiones del cambio climático con la política”insistió.
Afganistán, entonces controlado por el antiguo régimen de la República Islámica, apoyado por una coalición occidental derrotada por los talibanes hace tres años, firmó en 2015 el Acuerdo de París que supuestamente limitaría el calentamiento global a 1,5°C.
Como tal, se supone que Kabul debe presentar su “Contribuciones determinadas a nivel nacional” (CDN) al resto de firmantes.
Este expediente comenzó a compilarse antes de que el gobierno talibán regresara al poder.
“En 2023, decidimos que al menos debemos finalizar este documento, lo acepte o no la secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”dice el señor Amin. “Es un problema nacional”insiste, “Necesitamos completar este documento”.
Las autoridades talibanes creían desde hacía tiempo que podrían participar en la COP28 celebrada el año pasado en los Emiratos Árabes Unidos, país que ya ha acogido a varios líderes talibanes. Pero, por falta de invitación y visas, tuvieron que pasar su turno.
El director general de la NEPA, Mawlawi Matioul Haq Khalis –ex negociador talibán e hijo de Younous Khalis, una de las figuras del yihadismo moderno– denunció recientemente esta ausencia forzada, pidiendo a la comunidad internacional que cambie la situación en la COP29, según la agencia estatal Bakhtar.
Porque, invariablemente, la NEPA recuerda las cifras: en 2019, Afganistán fue responsable del 0,08% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
“No es nada” y, sin embargo, Afganistán es uno de los países “Los más afectados por el cambio climático”se lamenta Amin.