En España, la búsqueda de víctimas de las inundaciones se extiende a playas y lagunas

En España, la búsqueda de víctimas de las inundaciones se extiende a playas y lagunas
En España, la búsqueda de víctimas de las inundaciones se extiende a playas y lagunas
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En España, la búsqueda de víctimas de las inundaciones se extiende a playas y lagunas

“Es lógico que busquen aquí”: diez días después de las inundaciones que devastaron el sureste de España, la búsqueda de los desaparecidos se extiende a las playas y lagunas de la costa mediterránea, donde los cadáveres de las víctimas fueron arrastrados por los ondas.

Recientemente ha amanecido en la Albufera, quince kilómetros al sur de Valencia. Álvaro Carrillo, buzo de la marina española, se dispone a partir en barco para explorar parte de las 2.700 hectáreas de este parque natural junto a una veintena de compañeros.

En esta laguna de agua dulce, separada del mar por una fina franja de tierra, se encuentran sin duda algunas de las víctimas buscadas desde las torrenciales lluvias que azotaron la región el 29 de octubre, dejando al menos 219 muertos y decenas de desaparecidos.

En algunos municipios cayeron en pocas horas las precipitaciones equivalentes a un año, como en Turís, donde se registraron 771 litros de agua por metro cuadrado (77,1 cm). Estos aguaceros arrasaron con todo lo que encontraron a su paso para terminar su curso en el mar, en la desembocadura de los ríos Júcar y Turia o en la Albufera.

En esta laguna el agua es poco profunda, de un metro o un metro y medio como máximo. También y sobre todo está más turbio de lo habitual, por todo lo que se ha llevado el agua: muebles, coches, montones de juncos…

La mala visibilidad “es lo que más complica nuestra tarea”, explica a la AFP Carrillo, vestido con su traje de neopreno.

Este subteniente del Centro de Buceo del Ejército de Tierra, de 26 años, dice estar preparado para trabajar “mientras la luz del día lo permita”.

– “Equipos de buceo” –

En los últimos días se han encontrado varias víctimas en playas de la zona, incluida una de transeúntes, según medios españoles.

Las autoridades, muy criticadas por su falta de información desde hace diez días, no han confirmado ni desmentido esta información, pero un miembro de una unidad de emergencia implicada en el rescate confirmó a la AFP, bajo el pretexto del anonimato, que se había encontrado al menos un cadáver. en esta área.

Cecopi, un comité de emergencia creado por las autoridades para hacer frente a las inundaciones, anunció el jueves que, en el marco de su investigación, utilizará georradar y batimetría, una técnica utilizada para cartografiar el fondo marino.

“Hemos aumentado el número de embarcaciones para reforzar la búsqueda y localización de posibles personas desaparecidas o fallecidas en la costa, y se ha sextuplicado el número de equipos de buceo”, afirmó el viernes Javier Marcos, jefe del equipo de Buceo de Emergencias Militares. Unidad (UME).

– Bandera roja –

“Es triste, pero es lógico que estén mirando aquí”, afirma José Torrent, un jubilado valenciano que viene a menudo a pasear por el parque de la Albufera, conocido por sus arrozales y sus restaurantes que ofrecen paella y paseos en barca al atardecer.

El parque natural, al que pronto llegarán miles de aves migratorias para pasar el invierno, suele ser popular entre los amantes de la caza de patos y los pescadores. Pero desde las inundaciones, las autoridades han prohibido temporalmente estas actividades.

Aparte del agua turbia, la laguna tiene un aspecto bastante similar al que suele tener habitualmente. “Los únicos daños visibles están en las redes de los pescadores”, observa Gregorio Ortega, un transeúnte de 66 años, señalando los postes de los que cuelgan las redes utilizadas para la pesca de anguila.

Cerca de una esclusa que separa la laguna del mar, no muy lejos, los bomberos trabajan para retirar las cañas que impiden el cierre de una válvula. Objetivo: permitir que el agua que se acumula en la laguna fluya adecuadamente hacia el Mediterráneo.

Al otro lado de la laguna se encuentra la playa de El Saler, una larga franja de arena que permanece relativamente salvaje. Aquí las consecuencias del mal tiempo son más visibles: el lugar parece un gigantesco cementerio de juncos apilados unos sobre otros, que las mareas han extendido hasta donde alcanza la vista.

Para garantizar que nadie se acercara a bañarse, agentes municipales izaron una bandera roja y acordonaron los accesos, como en otras playas de la comarca. “Es por motivos de salud”, explica uno de ellos.

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