Esto es más que una simple reorganización… es la implosión de la coalición gobernante de tres partidos de Alemania.
La tarde del miércoles 6 de noviembre, el Canciller Olaf Scholz pidió al Presidente Steinmeier que destituyera al Ministro de Finanzas. Este último, miembro del partido liberal FDP, se había opuesto abiertamente a la canciller durante meses. También fue sustituido por un asesor cercano de Olaf Scholz.
Sólo uno de los ministros liberales decidió permanecer en el gobierno, el ministro de Transportes, pero anunció que quería abandonar el partido FDP.
¿Cómo terminaron los tres partidos gobernantes –el SPD, el FDP y los Verdes– rompiendo su alianza de gobierno?
El presidente alemán puede instar a los dirigentes políticos a la “razón” y la “responsabilidad”, pero el propio Frank-Walter Steinmeier lo ha dicho en su discurso de esta mañana (11.07.24): “el país necesita mayorías estables y un gobierno eficaz”. De ahí la convocatoria, que se espera próximamente, de elecciones legislativas anticipadas.
Referencia del Ministro de Finanzas
El Canciller Olaf Scholz no ocultó su frustración en su discurso a la nación del miércoles por la tarde, del que aquí un extracto sobre el destituido Ministro de Finanzas, Christian Lindner, del FDP:
“Con demasiada frecuencia, los compromisos necesarios se han visto sofocados por disputas públicas y fuertes demandas ideológicas. Con demasiada frecuencia, el Ministro Federal Lindner ha bloqueado leyes de manera inapropiada. Con demasiada frecuencia, se ha involucrado en tácticas partidistas mezquinas. Con demasiada frecuencia rompió mi confianza”.
Una coalición demasiado heterogénea
Los tres partidos que lo componían –los socialdemócratas del SPD, el FDP y los Verdes– sólo pudieron superar sus diferencias programáticas por un tiempo.
Sin embargo, sobre el papel los proyectos de la coalición eran inicialmente ambiciosos para tres partidos ideológicamente distantes: Alemania debía convertirse en un modelo de protección del clima y debían construirse 400.000 nuevas viviendas.
Había que modernizar el Estado manteniendo su carácter social: las ayudas a los desempleados se transformaron en “ingresos ciudadanos”, hubo que introducir una protección básica para los niños, estabilizar el nivel de las pensiones, aumentar el ingreso mínimo, así como invertir en ciencia e investigación.
Para conmemorar su nueva alianza, los ministros ambientalistas y liberales publicaron una selfie grupal, en septiembre de 2021, en todas sus cuentas de Instagram al mismo tiempo, acompañada del siguiente título: “En la búsqueda de un nuevo gobierno, buscamos puntos comunes y puentes para ir más allá de lo que nos separa. Y los estamos encontrando. Qué momento tan emocionante”.
En aquel momento, los tres partidos describieron las negociaciones centradas en sus diferentes puntos de vista y diferencias ideológicas como “enriquecidas”. Afirman que “los opuestos se complementan”.
El canciller Olaf Scholz (SPD) elogia una “coalición de iguales”.
Pero rápidamente resurgen diferencias fundamentales.
Bienestar social, política de asilo, gasto público, venta de armas… muchos temas se convirtieron en motivo de discordia y los ciudadanos alemanes rápidamente tuvieron la impresión de que el gobierno dedicaba más tiempo a discutir que a tomar decisiones.
Dinero: dónde está el problema
Las finanzas y la política social y energética han cristalizado sus diferencias. Los liberales defendieron la austeridad y el control del gasto público, mientras que los Verdes y los socialdemócratas esperaban poder inyectar más en las cuestiones sociales, la construcción de viviendas y la transición energética en particular.
El Tribunal Constitucional dictaminó a finales de 2023 que no respetaba la Ley Fundamental que el Gobierno decidiera utilizar 60.000 millones de euros inicialmente previstos para la lucha contra la pandemia de Covid-19 para reasignarlos a la política energética.
Este veredicto impidió que el SPD y los Verdes inyectaran estos miles de millones “excedentes” en la protección del clima, sin tener que recortar el presupuesto federal. De hecho, las finanzas estaban en manos del gobierno del ministro destituido del FDP, Christian Lindner, parsimonioso en materia de gasto público y hostil a que el Estado aumentara la deuda.
Crisis globales
Y luego estaban las crisis excepcionales que se acumularon durante este mandato: el fin de la pandemia de Covid-19, la invasión de Ucrania por Rusia, la suspensión de los suministros de gas y petróleo rusos, la amenaza de una crisis energética, la inflación.
Durante años, el gusano estuvo en el fruto y esta ruptura de la coalición no es sorprendente.
En los últimos meses, el conflicto ha adquirido tanta prioridad sobre el debate político, hasta el punto de que la coalición SPD, Verdes y FDP se ha convertido en el gobierno más impopular de toda la historia de la República Federal.
El desencanto de los ciudadanos ya se ha reflejado en las urnas durante las últimas elecciones regionales en el Este.
Las esperanzas de Friedrich Merz (CDU)
La oposición conservadora, encabezada por Friedrich Merz en la CDU, espera que su líder sea el próximo canciller. Pide a Olaf Scholz que plantee la cuestión de confianza al Parlamento “la próxima semana” a más tardar.
Se espera que los parlamentarios voten el 15 de enero a favor de la desconfianza en el gobierno saliente, que ya no tiene mayoría para aprobar sus propuestas legislativas. Por tanto, quedaría abierto el camino para la organización de elecciones legislativas anticipadas en marzo de 2025.
Hasta entonces, el gobierno Scholz seguirá ocupándose de la actualidad.
A pesar de estas nuevas incertidumbres, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, dice tener confianza en la política de defensa y la política exterior de Alemania.
Según él, Alemania aún podrá seguir jugando plenamente “su papel en la escena internacional”.