El jueves hubo conmoción entre los actores de la economía alemana: la inestabilidad política provocada por la caída de la coalición de Olaf Scholz se sumó a la caída de la industria, lo que requirió decisiones rápidas para salir de la crisis.
“Reformas para el crecimiento ahora: no hay tiempo para peleas políticas de barro”. Este llamamiento de los fabricantes de máquinas herramienta reunidos en la conferencia resume el sentimiento de la comunidad empresarial.
Desde los automóviles hasta los bancos y los productos químicos, los actores económicos creen que debemos actuar rápidamente para evitar que la economía se hunda aún más. Si es posible, acelerando el calendario de elecciones legislativas anticipadas que podrían celebrarse en marzo.
“La continua incertidumbre sobre quién gobierna Alemania y con qué programa perjudica al país y a la economía”, subraya la poderosa federación industrial (BDI)
El contexto geopolítico, con las guerras en Oriente Medio y Ucrania, así como la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, “aumentan esta incertidumbre”, explica el grupo de fabricantes de automóviles (VDA).
Unas nuevas elecciones podrían poner fin a la actual “parálisis” del país, asegura Carsten Brzeski, economista de ING.
– Crisis industrial –
El tiempo se acaba porque la economía alemana, durante mucho tiempo la fuerza motriz de Europa, está amenazada de recesión por segundo año consecutivo.
Los planes sociales en cascada anunciados por los gigantes industriales (los fabricantes de equipos para automóviles Bosch, Schaeffler, ZF, Continental, los químicos BASF y Bayer) son sintomáticos de la crisis.
El anuncio en septiembre de posibles cierres de fábricas de Volkswagen en Alemania creó un tsunami en el país del automóvil.
Otro ejemplo del malestar: la cancelación de varios proyectos para instalar fábricas de semiconductores en Alemania este año, como los de las estadounidenses Wolfspeed e Intel, que se beneficiarían de miles de millones de euros en subvenciones gubernamentales.
– El modelo económico en cuestión –
Las causas de la crisis son múltiples, en particular la pérdida de competitividad de los precios. Sectores clave como el acero y los productos químicos se están viendo afectados por los crecientes costos de la energía tras la invasión rusa de Ucrania, cuando antes contaban con el apoyo del gas ruso barato.
Además, China, que alguna vez fue el “taller del mundo” y un simple mercado para los productos alemanes, se ha convertido en un competidor directo en varias áreas en las que Alemania era líder, como los automóviles, el acero, los productos químicos y las herramientas.
Otro desafío importante es la escasez de mano de obra calificada, exacerbada por el envejecimiento de la población. Se espera que en 2024 esta escasez cueste a las empresas alemanas 49 mil millones de euros, según el instituto económico IW.
Como resultado, Alemania sigue perdiendo competitividad en la escena internacional y actualmente ocupa el puesto 24 en el último ranking mundial de las economías más competitivas, frente al sexto lugar en 2014, según la universidad privada suiza IMD.
Entre los puntos negros se encuentran los altos impuestos, la burocracia y la infraestructura considerada mediocre.
La producción industrial entre julio y septiembre fue un 1,9% inferior a la de los tres meses anteriores.
– Un presupuesto y leyes congelados –
El presupuesto estatal federal para 2025, que cristalizó las tensiones y provocó la implosión de la coalición tripartita en torno al canciller Scholz, debía estar finalizado a mediados de noviembre. Este plazo ahora es poco probable.
Si el presupuesto no se aprueba por falta de mayoría en el Parlamento, a partir de enero se establecerá una gestión provisional que congelará los gastos que no sean estrictamente necesarios para el funcionamiento del Estado.
“Nuestras empresas necesitan apoyo… y de inmediato”, insistió el miércoles por la tarde el canciller Scholz. Los círculos económicos lamentan que la “iniciativa de crecimiento” anunciada por el gobierno en julio, con un paquete de medidas como mejoras en la depreciación de las inversiones, una reducción de la burocracia y más incentivos en el trabajo, aún no se haya aplicado.
El gobierno estimó que estas medidas podrían sumar más de medio punto de crecimiento el próximo año. También se espera la ayuda prometida a las empresas en relación con la ley sobre las cadenas de suministro, que a sus ojos es un fantasma.
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