Las estanterías podrían quedar escasas para las vacaciones de fin de año. Las recientes inundaciones en España, principal proveedor de Francia, amenazan gravemente el suministro de esta apreciada fruta de invierno.
Las lluvias torrenciales que caen desde hace una semana en el sureste de España han tenido consecuencias catastróficas para la población de la Comunidad Valenciana, con más de 200 víctimas. Pero esta región es también uno de los principales exportadores de frutas y verduras de Europa. Con las inundaciones, huertas y huertas quedan sumergidas, carreteras cortadas e incluso la autovía A-27 quedó sumergida en el barro tras un desprendimiento de tierras. No hay forma de que los productores vayan a sus campos para ver la magnitud de los daños o salvar lo que queda.
Y estas malas condiciones meteorológicas repercuten directamente en el consumo francés porque se espera escasez. De hecho, las consecuencias no se hacen esperar en los supermercados franceses. E.Leclerc y Coopérative U informan de importantes perturbaciones.
El problema es doble: por un lado, los cultivos se inundan y los frutos, encharcados, corren el riesgo de pudrirse en la vid. Por otra parte, las carreteras intransitables complican considerablemente el transporte de mercancías. En el mercado de Saint-Charles de Perpiñán, principal puerta de entrada de las frutas y hortalizas españolas, la preocupación va en aumento. Los transportistas ya no pueden tomar las rutas habituales y las cargas son escasas.
Esta situación pone de relieve la fuerte dependencia de Francia de su vecino ibérico. España, verdadera “huerta de Europa”, suministra a Francia una parte considerable de sus frutas y verduras: el 77% de los calabacines, el 84% de los pepinos, el 76% de las lechugas y gran parte de los cítricos. En 2021, las importaciones agrícolas y agroalimentarias españolas representaron 9.100 millones de euros, o el 13,4% de las importaciones francesas del sector.
Entre los productos más afectados por esta crisis, la clementina ocupa un lugar especial. Y con razón: este pequeño cítrico es la cuarta fruta más consumida en Francia, con una media de 4,2 kg por persona al año. El período actual, de noviembre a enero, suele corresponder al pico de ventas. Un período crucial comprometido por los acontecimientos climáticos.
El panorama es especialmente sombrío para esta fruta tan apreciada por los franceses. Es en este momento cuando las clementinas se recogen del árbol y luego se colocan en la cámara de maduración. Pero con las inundaciones, la fruta corre el riesgo de pudrirse. El impacto sobre la oferta promete ser considerable: los expertos predicen una caída del 60% en las llegadas de clementinas a Francia para los próximos meses, según France Bleu, lo que amenaza seriamente la presencia de esta fruta tradicional en las mesas navideñas del año.