Con el apoyo incondicional de Donald Trump, Viktor Orban recibe a los líderes europeos a partir de este jueves 7 de noviembre después de haberlo apostado todo por el multimillonario, yendo en contra de las reticencias de la UE.
Con la victoria reivindicada por su “amigo” Donald Trump, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, aparece en una posición de fuerza cuando recibirá a los líderes europeos a partir de este jueves 7 de noviembre, tras meses de ataques y “provocaciones”.
Él, que apostó todo por el multimillonario estadounidense, contrariamente a las reticencias de la UE, se mostró exultante el miércoles y saludó un “éxito rotundo, quizás el mayor regreso en la historia política occidental”.
“Lo amenazaron con prisión, le confiscaron sus bienes, intentaron asesinarlo (…) y aún así ganó”, escribió en la red social Facebook.
Los 47 países de la Comunidad Política Europea (CPE), formada por los Veintisiete y sus vecinos, desde Turquía hasta Ucrania, se reúnen este jueves en Budapest, antes de un cónclave de la UE al día siguiente. Se espera allí a Emmanuel Macron, así como a su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelensky. Para estos últimos, la situación es más preocupante tras la victoria de Donald Trump.
El multimillonario estadounidense aseguró que podría imponer la paz en Ucrania en “24 horas”, sin explicar nunca cómo, pero denunciando la magnitud de la ayuda pagada a Kiev para resistir la invasión rusa. También elogió a Vladimir Putin.
Por su parte, Emmanuel Macron advirtió el miércoles a los europeos contra “sálvese quien pueda”, abogando por una “estrategia europea coordinada”, informó el portavoz del Gobierno. El presidente francés habló con Donald Trump el miércoles y subrayó en esta ocasión “la importancia del papel de Trump”.
“Hacer que Europa vuelva a ser grande”
Este jueves, para la mayor reunión diplomática jamás organizada en Hungría, Viktor Orban eligió el flamante estadio Puskas Arena, que lleva el nombre del legendario futbolista Ferenc Puskas, símbolo de su pasión por el fútbol.
Si bien una elección de la demócrata Kamala Harris en la carrera presidencial estadounidense lo habría debilitado, un éxito para Donald Trump le otorga “una clara ventaja”, analiza para la AFP Lukas Macek, del Instituto Jacques Delors.
El mismo desprecio por las élites y el mismo odio a la inmigración: Viktor Orban apoya fervientemente al republicano desde 2016, hasta el punto de declinar su lema para los seis meses de presidencia húngara de la UE, “Make Europe Great Again”, de inspiración directa. de “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”.
Los dos aliados coinciden en la urgencia de establecer la paz en Ucrania, critican la ayuda militar a Kiev y comparten afinidades con el presidente ruso Vladimir Putin.
“Si los estadounidenses optan por la paz” eligiendo a Trump, “tendremos que adaptarnos”, advirtió el pasado fin de semana Viktor Orban, añadiendo que éste sería uno de los temas de discusión en la cumbre.
“Provocaciones”
Desde que asumió la presidencia rotatoria de la UE en julio, el líder nacionalista, que se ha mantenido cercano al Kremlin, ha seguido irritando a sus pares que critican sus “provocaciones”.
Primero con su “misión de paz” a Moscú, decidida sin consulta, y más recientemente con su viaje a Georgia, donde saludó unas elecciones “libres y democráticas” a pesar de las “irregularidades” denunciadas por Bruselas y Washington.
Viktor Orban también incrementó sus ataques, acusando a Bruselas de querer derrocarlo para instalar “un gobierno títere”. El ambiente seguramente no será muy cálido “pero al mismo tiempo, como siempre en estas circunstancias, se mantendrán las apariencias”, subraya Lukas Macek.
Después del boicot sin precedentes por parte de los comisarios europeos y de algunos ministros a las reuniones organizadas en Budapest, las cumbres de esta semana deberían desarrollarse sin muchas ausencias. No venir sería una “mala idea”, según el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, quien pidió “hacer las declaraciones en persona” a Viktor Orban.
“Muchos participantes encontrarán los medios para hacer oír sus desacuerdos”, cree el politólogo. “Su paciencia se está agotando”.
En Bruselas, un alto funcionario confirma que “los dirigentes no dudarán en ser francos y explicarse” con el Primer Ministro húngaro. Mientras que “no estar presente significaría dejar que Orban desarrolle su narrativa sin contradicciones”, susurra una fuente diplomática.
Pero otros moderan las cosas. Lejos de los discursos virulentos de su líder, Hungría “en general se atiene al programa y a la agenda” cuando es responsable de la organización, afirma otra fuente, que espera por tanto una cumbre clásica. Si no fuera por su ubicación.