Aquí hay 3 vías de reflexión para comprender mejor la decepción… ¡y la democracia!
La decepción está ligada a la esperanza. En una democracia, cuando votamos para elegir a nuestros líderes, nos guía la esperanza en el futuro. Las personas que elegimos son aquellas a quienes confiaremos las principales responsabilidades que conciernen a nuestras vidas. Nuestra vida hoy pero también la del mañana. La persona a quien damos nuestro voto es la que más inspirará nuestro entusiasmo. Cuando pierde, sólo podemos sentirnos decepcionados.
La decepción está ligada a la incomprensión. En una democracia, cuando votamos por las personas es también porque les damos nuestra confianza para tomar decisiones importantes en un mundo que no es fácil de entender. Los motivos que nos empujan hacia tal o cual candidato están ligados notablemente al hecho de que nos reconocemos en su manera de explicar el mundo. Si “nuestro” candidato pierde, nos sentimos decepcionados, porque tenemos la impresión de que nuestra capacidad de comprender el mundo está disminuyendo. Sentimos que ya no entendemos nada. Y también ser impotente.
La decepción está ligada a la convivencia. En una democracia, votar es un derecho otorgado a todos los adultos. Las personas que elijamos serán responsables de definir las reglas y prioridades de la vida en sociedad. Pero la democracia es vivir con personas que son diferentes a nosotros y que no necesariamente tienen las mismas prioridades, los mismos objetivos que nosotros. Cuando los elegidos tienen valores distintos a los nuestros, inevitablemente nos sentimos decepcionados. Nos preguntamos cómo podemos vivir con personas tan diferentes a nosotros. En el caso de Donald Trump, muchos de ustedes se preguntan cómo podemos elegir a una persona que ha cometido acciones criminales, que es grosera, que intimida a los demás. No tenemos las respuestas a estas preguntas en este momento. Pero será interesante, en los próximos días, descubrir qué significa Trump para las personas que votaron por él y que depositaron su esperanza en él.
¡¿Qué estamos haciendo aquí?!
Ya sabes, querido Ace, ¡sentirse decepcionado no es inevitable! A nuestro alrededor (y dentro de nosotros), hay multitud de recursos que pueden alimentar nuestra esperanza, nuestra capacidad de comprensión, nuestra curiosidad, nuestra acogida y nuestro deseo de vivir con personas diferentes. No será fácil todos los días, ¡pero vale la pena! Tienes que intentar canalizar tu decepción hacia tu máquina de energía, para transformarlo todo en poder. Si crees que el mundo debe ser aún mejor, si quieres que tus valores estén en el corazón de la democracia, debes trabajar por ello. Y no estarás solo. Tenemos que encontrar una manera de incluir a la mayor cantidad de personas posible en este proyecto. Incluso aquellos que piensan diferente. ¡Dentro de unos años podrás votar! Y ahora mismo tienes la oportunidad de cambiar el mundo. ¡Tu mundo!
¿Qué podrías hacer hoy para convertir tu decepción en algo bueno?
Canada