La visita de Estado del presidente francés Emmanuel Macron a Marruecos y su discurso ante el Parlamento marroquí provocaron fuertes reacciones en Argelia, donde los medios de comunicación transmitieron críticas a las autoridades y a sus títeres del Polisario hacia el apoyo mostrado por Francia al carácter marroquí del Sáhara.
Este discurso de Macron, que marca un posicionamiento estratégico de Francia sobre la posición marroquí, fue calificado en Argelia de maniobra política que refuerza el “hecho colonial colonial” en esta región en disputa.
Una “provocación” para Argel
En las columnas de los medios de comunicación argelinos, el tono es inequívoco: Emmanuel Macron es acusado de “incumplir el derecho internacional” y de alinear a Francia con la posición marroquí, a riesgo de provocar una ruptura definitiva con Argelia. El presidente francés reafirmó que “el presente y el futuro del Sáhara Occidental forman parte del marco de la soberanía marroquí”, una declaración considerada “hostil” por Argel. Las palabras del presidente francés resonaron con especial fuerza, sobre todo porque fueron seguidas de anuncios concretos: un aumento de la presencia consular y cultural francesa en el Sahara, así como un compromiso de apoyar las inversiones francesas para el desarrollo económico de los territorios saharianos.
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Este apoyo, según las autoridades argelinas, “no contribuye en absoluto al objetivo de paz en el Sáhara Occidental” y contribuiría a “prolongar un punto muerto” al consolidar la posición marroquí. La reacción inmediata de Argel, que ya había llamado a su embajador francés en julio tras una carta de Macron apoyando el plan de autonomía marroquí, subraya el aumento de la tensión entre los dos países.
Para el Polisario, esta posición francesa constituye una nueva forma de apoyo a Marruecos. El Polisario denuncia a Francia como “el principal apoyo de Marruecos”, apoyo que considera incompatible con las resoluciones internacionales. El portavoz del Polisario criticó también a otras grandes potencias, en particular a Estados Unidos, acusados de desempeñar un “doble papel” como “redactores” en el Consejo de Seguridad, favoreciendo indirectamente a Marruecos.
Argel acabó revelando su papel central en el conflicto
La cobertura de los medios argelinos, haciéndose eco de las declaraciones del Polisario, va más allá de la simple defensa del derecho a la autodeterminación de los saharauis. En realidad, la posición argelina traiciona su papel de
actor en el conflicto, oponiendo activamente la diplomacia y los recursos de Argel a los avances diplomáticos marroquíes. Esta posición, cada vez más asumida, pretende contrarrestar la creciente influencia de Marruecos y sus aliados internacionales en la solución de la cuestión del Sáhara marroquí.
Al mostrar reacciones virulentas con importantes repercusiones diplomáticas, las autoridades argelinas confirman el carácter endógeno de la “causa” del Polisario y, por tanto, también su papel central en el apoyo a este movimiento, tanto militar como diplomáticamente.
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Las acusaciones contra Francia y las duras críticas a Estados Unidos reflejan una postura de oposición frontal a la evolución de la cuestión saharaui, oposición reforzada por la retórica argelina que dispara a toda máquina cuando se trata de atacar a Marruecos por su derecha. preservar su integridad territorial y soberanía sobre todo su territorio.
Una decisión estratégica que ulcera el poder de Argel
El posicionamiento de Francia a favor de la soberanía marroquí sobre el Sáhara marca un punto de inflexión en los equilibrios diplomáticos en el norte de África. Al unirse a Estados Unidos y España, Francia aísla aún más a Argelia y reduce la influencia de esta última en la escena internacional en esta cuestión. Para París, esta elección está dictada por imperativos estratégicos y económicos, ya que Marruecos es percibido como un socio estable y confiable en una región marcada por múltiples tensiones.
Este apoyo abierto de Francia a Marruecos incluye importantes compromisos económicos, con inversiones previstas para apoyar el desarrollo de las provincias del sur.
Para Argel, cada vez más aislado en la escena diplomática, esta orientación francesa se percibe como una amenaza, tanto en términos de soberanía regional como en sus aspiraciones de defender al Polisario.