¡Ah, el polo! En la década de 2000, el estilo preppy estaba de moda. Las encontramos de todos los colores en los armarios y las llevamos con el cuello levantado (¡fijados con laca!). Lo que todavía era un básico imprescindible acabó cayendo posteriormente en el olvido. Hoy regresa a las pasarelas.
Su inesperado regreso se lo debemos especialmente a la marca Loewe que, el año pasado, lanzó un modelo a rayas protagonizado por estrellas como Hailey Bieber y Rihanna. Este año, otras marcas como Miu Miu, Gucci y Lacoste han seguido su ejemplo. El polo recupera así su lugar en los podios. Y no hay nada sorprendente en ello. Porque la combinación de funcionalidad deportiva y elegancia discreta encaja perfectamente con la tendencia actual del “dinero antiguo” y el “lujo tranquilo”.
El polo puede ser a veces elegante, a veces cursi: todo está en la forma en que lo uses. Bien elegante, puede ser LA pieza clave que realza los conjuntos elegantes. Por otro lado, los polos mal ajustados, de colores llamativos o adornados con logotipos llamativos recuerdan rápidamente a los errores de estilo del pasado.
Actualizado por varios influencers de la moda, el polo ha recuperado su nobleza. Generalmente se usa con pantalones anchos, una minifalda o incluso pantalones cortos de mezclilla para una apariencia deportiva y elegante. La combinación inteligente de prendas, incluida la combinación con un blazer XXL o una chaqueta de cuero, demuestra que el polo no está desactualizado.
El polo puede convertirse fácilmente en una pieza emblemática y versátil de nuestro propio armario, sobre todo si nos centramos en colores neutros y materiales de calidad. Los colores clásicos combinan maravillosamente con la mayoría de los básicos y funcionan tan bien con looks casuales como con atuendos más elegantes. Es fundamental que el corte sea moderno, es decir oversize, para un look fresco y relajado, o entallado, para un estilo más clásico.
