Un residente de Quebec comparte un testimonio conmovedor antes de recibir asistencia médica para morir

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Nancy Ouimet, de 56 años, dejará este mundo el 5 de noviembre. Ese día, rodeada de sus personas más queridas, acudirá al hospital Enfant-Jésus para recibir asistencia médica para morir.

Para Nancy, esta decisión marca el final de un largo calvario que duró siete años, el de vivir con una neuralgia pudenda que se ha vuelto crónica, un dolor insoportable que ningún tratamiento ha logrado calmar a largo plazo.

“Cuando lo dije, fue un alivio para mí”, afirma la mujer que vive en Quebec. La decisión de optar por asistencia médica para morir le permitió recuperar cierto control sobre su vida después de años de sufrimiento. Esta rara enfermedad, que afecta al nervio pudendo, provoca un dolor debilitante en la región pélvica. Desafortunadamente, Nancy no fue diagnosticada a tiempo, lo que contribuyó a que su condición empeorara.

“Hay días que es insoportable y tengo que estar tumbada todo el día”, afirma. Ya no puedo ir de compras. Ve a la tienda, camina, camina. Es demasiado doloroso porque duele todo”.

Los tratamientos farmacológicos, por muy potentes que sean, no han sido eficaces. “Hasta que tomé una medicación tan fuerte que me convertí en zombie”, continúa la mujer de 56 años. Fentanilo, ketamina…”

Deambulación médica

Nancy deplora el deambular médico que sufrió a lo largo de su vida. Recuerda una época hace 40 años en la que sus problemas de salud fueron incomprendidos y descuidados.

“Me enviaron a casa con Tylenol sin realizar ninguna prueba”, recuerda. Según ella, hasta hoy el sistema no ha cambiado realmente. Los pacientes siguen sufriendo retrasos interminables y falta de seguimiento, lamenta.

Ante la impotencia de la medicina, Nancy decidió finalmente pedir asistencia médica para morir, elección que le supuso un inmenso alivio. “Me quité 100 libras de los hombros”, admite, sin el menor arrepentimiento.

Después de que dos médicos evaluaran y aprobaran su solicitud, Nancy comenzó a prepararse para este plazo, mientras saboreaba cada momento que la vida aún le ofrece. Las comidas, los paseos, los momentos compartidos con amigos y familiares cobran nueva importancia.

Al mismo tiempo, Nancy se encarga de todos los trámites prácticos necesarios antes de su partida. “Yo soy quien organiza mi funeral”, explica. Lo descubro. Elijo mi urna. Y también todas las cosas que necesito solucionar. Cancelar todas mis suscripciones. Tienes que pensar en todo. Es difícil ordenar una vida entera”.

Nancy afronta esta etapa final con gran serenidad. Su coraje ante la enfermedad y su elección reflexiva dan testimonio de su fuerza interior. “La muerte es parte de la vida”, reflexiona. Nos preparamos para casarnos, nos preparamos para los estudios, para un trabajo. No nos preparamos para morir”.

dejar en paz

Nancy asegura que emprenderá el camino hacia el hospital con tranquilidad. “El 5 de noviembre regresaré por mis propios medios. Entonces hará calor. Habrá lágrimas, pero también habrá risas. Podemos quedarnos 4 horas hablando, uniéndonos. Luego, cuando estoy listo, llamo al médico. Luego procedemos. Después de eso, estaré bien y seré liberado”.

A pesar de las dificultades, Nancy nunca dejó de luchar. “Me consideraban infértil”, dijo. Y tuve un hijo. Y luché para criar a mi hija. La crié sola”.

Estos últimos días son para ella una oportunidad para recordar momentos de felicidad y cerrar con calma los capítulos de su vida. “Viví cosas muy hermosas que quería. Fui a Las Vegas, fui a ver a Celine Dion. Fue en mis sueños. Y mis padres me permitieron experimentar eso. Fui con ellos”. Se va con un sentimiento de gratitud, agradecida por las hermosas experiencias que vivió a pesar del sufrimiento.

El 5 de noviembre, mientras el mundo entero mira hacia Estados Unidos, donde una mujer podría hacer historia convirtiéndose en la primera presidenta, Nancy, por su parte, se dedicará por completo a compartir el amor con sus seres queridos.

“Mira, ni siquiera sabré quién ganó”, dijo Nancy, riendo con cierto descuido.

Desde 2016, más de 20.000 quebequenses han recurrido a la asistencia médica para morir. Ese año se beneficiaron alrededor de 500 personas, pero esta cifra superará las 5.600 en 2023.

Vea las explicaciones en el vídeo de arriba.

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