Por Clara Marchaud
Publicado
hace 4 horas,
Actualizado hace 3 horas
REPORTAJE – Unos 56.000 menores permanecían en la segunda ciudad de Ucrania, con la escuela en línea y los padres a veces en guerra. La mayoría ya no presta atención al aullido de las sirenas.
A Jarkov
Desde lejos, uno pensaría que es un soldado. Pero su chaleco antibalas roto revela unos hombros estrechos. Los uniformes son simplemente pantalones deportivos de color camuflaje a los que les vendría bien un dobladillo. La guerra es demasiado grande para Ihor. A los 11 años, este joven ucraniano, cuyo nombre ha sido cambiado, se puso este “disfraz” para pedir donaciones para el ejército, en la inmensa plaza de la Independencia de Járkov. La plaza, que alguna vez fue el corazón palpitante de la segunda ciudad de Ucrania, donde los manifestantes derribaron la inmensa estatua de Lenin en 2014, ahora está desierta. Casi la mitad de los dos millones de habitantes de la segunda ciudad de Ucrania han huido de las bombas enviadas diariamente desde la frontera, a 30 kilómetros de distancia.
En una cartulina, Ihor escribió con un rotulador : “un coche para el ejército”. Más allá de las armas, en el frente falta de todo, a pesar de la reciente liberación de ayuda estadounidense. “En mi tiempo libre vengo aquí a recaudar fondos para nuestros soldados”asegura este joven voluntario, cuyo…
Este artículo está reservado para suscriptores. Te queda un 85% por descubrir.
¿Quieres leer mas?
Desbloquea todos los elementos inmediatamente.
¿Ya suscrito? Acceso