El ser humano siempre ha estado fascinado por el poder de la naturaleza. Encender una vela es uno de los experimentos más básicos para observar el calor que produce el fuego. Seguramente lo hayas intentado de niño, y nosotros también: y, como nosotros, te quemaste. ¡Ay! La temperatura de la llama de una vela puede alcanzar los 700 a 900 °C, y si te sitúas justo encima de la llama, puedes alcanzar casi los 1.400 °C, explica Julien Bobroff, físico y profesor de la Universidad de París-Saclay, a France Inter. Aunque estas temperaturas son impresionantes a nuestra escala y son suficientes para enrojecer nuestra frágil piel, solo representan una pequeña muestra de lo que la naturaleza o la tecnología pueden lograr en términos de calor. Entonces, ¿qué es más caliente que el fuego?
No hace falta buscar mucho para encontrar algo más caliente que el fuego. Si nos fijamos en las infraestructuras humanas, algunos aparatos modernos, como los hornos especializados equipados con resistencias eléctricas ultrapotentes, pueden alcanzar temperaturas muy superiores a las de una llama. Estas instalaciones industriales, utilizadas en particular para la fusión de metales, pueden alcanzar miles de grados.
Pero el calor natural más impresionante se encuentra bajo nuestros pies. El núcleo de la Tierra, compuesto principalmente de hierro líquido, tendría una temperatura de entre 3.800 °C y 5.500 °C según la profundidad, señala el Comisariado (…)
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