Los argelinos esperan este domingo los resultados de las elecciones presidenciales de ayer, que deberían desembocar en la no sorprendente reelección de Abdelmadjid Tebboune para un segundo mandato, tras unas elecciones marcadas por una baja participación, aunque oficialmente mejoró en comparación con 2019.
El presidente de la autoridad electoral Anie, Mohamed Charfi, anunció en la noche del sábado al domingo y con tres horas de retraso, “una tasa media de participación del 48,03% al cierre de los colegios electorales a las 20H00” (19H00 GMT), sin precisar el número de electores en comparación con los más de 24 millones inscritos.
Mencionó “una cifra preliminar”, y se espera una tasa definitiva el domingo con los resultados de la votación.
La verdadera cuestión en la votación fue la participación, ya que Tebboune quería ser reelegido como “un presidente normal, no un presidente mal elegido” como hace cinco años, según Hasni Abidi, analista y director del centro de estudios Cermam en Ginebra.
En diciembre de 2019, Tebboune fue elegido con el 58% de los votos pero con una participación de solo el 39,83% (60% de abstención), en un contexto marcado por la hostilidad de los manifestantes pro democracia del Hirak, que acababa de expulsar del poder a su predecesor Abdelaziz Buteflika con el ejército, y en un contexto de llamamientos al boicot por parte de numerosos partidos políticos.
Ante la baja participación durante la jornada del sábado y una “tasa media de participación” oficial de alrededor del 26% a las 17h00 (16h00 GMT), frente al 33% de hace cinco años, la Anie había decidido prolongar una hora la apertura de los colegios electorales.
Frente al presidente saliente, dos candidatos se postulaban: Abdelaali Hassani, un ingeniero de 57 años, líder del Movimiento de Sociedad por la Paz (MSP, principal partido islamista) y Youcef Aouchiche, de 41 años, ex periodista y senador, líder del Frente de Fuerzas Socialistas (FFS, el partido de oposición más antiguo).
Tebboune era el claro favorito incluso antes del resultado de la votación, beneficiándose del apoyo de cuatro partidos importantes, en particular el Frente de Liberación Nacional (FLN, antiguo partido único).
Los tres candidatos han asegurado que quieren mejorar el poder adquisitivo y recuperar la economía, para que sea menos dependiente de los hidrocarburos (95% de los ingresos en divisas).
– “Madurez política” –
Con la ayuda de los ingresos extraordinarios del gas natural, del que Argelia es el principal exportador africano, Tebboune prometió aumentar los salarios y las pensiones, crear dos millones de nuevas viviendas y 450.000 nuevos empleos, para convertir a Argelia en “la segunda economía de África”, detrás de Sudáfrica.
Se convocó a las urnas a unos 24,5 millones de electores, de los cuales un tercio tenía menos de 40 años, sobre 45 millones de habitantes. En las imágenes de televisión y de AFP, los jóvenes eran más bien escasos en los colegios electorales, a pesar del transporte público gratuito y de los llamamientos urgentes de los competidores de Tebboune para que fueran a votar.
Para Abidi, la baja participación se explica por una “campaña mediocre” con pocos mítines y por unos competidores de Tebboune “que no están a la altura”. Los electores se preguntan “¿para qué votar si todos los pronósticos son favorables al presidente?”, según el experto, que destaca la “madurez política” de los argelinos.
Tras su probable reelección, Tebboune “saldrá adelante con un déficit de apoyo popular, pero con la condición de que revise completamente su método de gobierno y modifique su equipo”, estima Abidi. En su defecto, el “déficit de democracia” de su historial podría constituir un obstáculo para un nuevo mandato, añade el analista.
Aunque Tebboune no mencionó esta cuestión, sus rivales prometieron más derechos y libertades durante su campaña. En particular, el candidato del FFS se comprometió a “liberar a los presos de conciencia mediante una amnistía y a revisar las leyes injustas” sobre terrorismo y medios de comunicación.
La ONG Amnistía Internacional acusó esta semana al gobierno de seguir “sofocando el espacio cívico manteniendo una severa represión de los derechos humanos”, con “nuevas detenciones arbitrarias” y “una tolerancia cero ante las opiniones disidentes”.
Según el Comité Nacional para la Liberación de los Presos (CNLD, argelino), decenas de personas vinculadas al Hirak o a la defensa de las libertades siguen encarceladas o procesadas.
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