“Amina no habla, ni siquiera se mueve”, denuncia la familia del joven beduino herido

Mientras el gobierno israelí afirma haber frustrado los ataques con drones y misiles lanzados por Irán el fin de semana pasado, con el 99% de los disparos interceptados y con un número limitado de heridos, la ira crece entre los beduinos árabes del país. Decenas de miles de ellos viven en aldeas no reconocidas por el Estado de Israel, que les prohíbe cualquier nueva construcción, incluida la de refugios antiaéreos.

El pasado sábado Amina, una niña beduina, resultó gravemente herida por un fragmento de un misil o un dron, su familia no lo sabe con precisión, pero no ocultan su enfado. La conocimos en el desierto de Negev, en el sur del país. El padre de Amina, Mohamed Hassouna, y uno de sus hijos, nos llevan a ver el impacto, ese enorme agujero en el techo de chapa de su casa.“Sucedió de esa manera. Los misiles la asustaron mucho. Estaba parada aquí, la golpearon en la cabeza y se cayó”. Desde entonces, la niña de 7 años permanece hospitalizada en cuidados intensivos. “Está inconsciente, no habla, ni siquiera se mueve. Los médicos dicen que está fuera de peligro, pero no sabemos si tendrá secuelas”.

Lo que queda son sus 13 hermanos y hermanas, traumatizados por aquella noche en la que el cielo pareció explotar sobre sus cabezas. “Sucedió a la una de la madrugada, estábamos durmiendo, continúa el padre. Su hermano la llevó y la llevó al hospital bajo los misiles, y yo llevé a los niños, nos fuimos a refugiar a las tuberías de agua, pero estaba lleno de serpientes. Ayer también dormimos allí. Los niños tienen miedo de volver, tienen miedo de los misiles”.

Y es difícil tranquilizarlos porque, a diferencia de muchos israelíes en la ciudad, los Hassouna no tienen refugio antiaéreo para protegerse. “Es el auto o la casa y si quiero construir uno, está prohibido, lo destruirán”. suspira el padre de familia. Porque para el Estado de Israel, el asentamiento de estos beduinos en estas colinas rocosas del Negev no es legal. Además, ninguna señal vial indica la existencia de este pueblo en el largo y sinuoso camino que da acceso.

Según Maigel El Hawashla, coordinador de una asociación de defensa beduina, muchos otros pueblos son víctimas de esta norma. “Las autoridades afirman que esta tierra no pertenece a ninguna jurisdicción, sólo al Estado de Israel, se lamenta. Pero estuvimos aquí antes que él y mira dónde vivimos”.

“No tenemos servicios, ni refugio, ni red de agua, ni electricidad, ni infraestructura”.

Maigel El Hawashla, coordinadora de una ONG de defensa beduina

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Un sentimiento de injusticia también para Mohamed Hassouna. Desde el pasado sábado ningún representante oficial del Estado ha venido a verlo, lamenta. Los soldados sí vinieron a su casa, sí, pero sólo para recoger los restos de los misiles y drones que cayeron al suelo.