“Nuestro plan convertirá a Gran Bretaña en el líder mundial” de la IA, afirmó el primer ministro británico, Keir Starmer, al anunciar un plan de acción que debería atraer a empresas e inversores e impulsar una economía en decadencia.
Se aplicarán medio centenar de propuestas para “liberar” el potencial de esta tecnología, según un comunicado de prensa, empezando por la creación de “zonas de crecimiento de la IA”. Los permisos de construcción se emitirán rápidamente para construir infraestructura y centros de almacenamiento de datos (centros de datos).
Esta tecnología traerá “cambios increíbles” en el campo médico, los servicios públicos o la educación. “Pero la industria de la IA necesita un gobierno que la apoye, que no se quede de brazos cruzados y que no deje escapar oportunidades”, defendió el líder laborista en este comunicado.
Creación de decenas de miles de puestos de trabajo
Este plan, que el primer ministro presentará en un discurso el lunes, debería permitir “atraer empresas de inteligencia artificial, nuevas inversiones y crear nuevos puestos de trabajo al Reino Unido”, afirmó la ministra de Finanzas, Rachel Reeves.
Tres empresas tecnológicas (Vantage Data Centres, Kyndryl y Nscale) ya se han comprometido a invertir 14.000 millones de libras (17.000 millones de euros) en el Reino Unido, en particular para desarrollar centros de almacenamiento de datos, afirmó el Gobierno. Según él, sus proyectos deberían crear cerca de 13.000 puestos de trabajo.
La primera “zona de crecimiento de la IA” estará ubicada en Culham, cerca de la Universidad de Oxford (sureste de Inglaterra). El gobierno también se ha comprometido a aumentar 20 veces la capacidad informática del Reino Unido para 2030, incluida la creación de una nueva “supercomputadora”.
Economía a media asta
Los laboristas creen que sus predecesores conservadores han subrayado demasiado los peligros de la IA, a la que el primer ministro Rishi Sunak había dedicado una cumbre en 2023, en detrimento de los beneficios de esta tecnología.
El primer ministro Keir Starmer, que llegó al poder en julio, ha hecho de la reactivación de la economía la prioridad de su mandato. Pero está luchando por cumplir sus promesas con un crecimiento lento, costos de endeudamiento crecientes y una libra esterlina en caída, lo que podría llevar a mayores aumentos de impuestos o recortes presupuestarios.
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