Un joven inventor de Quebec ha diseñado un invernadero inteligente para poder cultivar hortalizas en su salón incluso durante los oscuros meses de invierno.
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“Vengo de la Isla de Orleans, viví allí durante mucho tiempo y siempre he tenido un jardín. Cuando me mudé a un condominio, lo extrañé, así que me dije que tenía que hacer algo”, dice Nicolas Bellavance, de 31 años, en una entrevista con El Diario.
Ebanista de formación, el joven imaginó un invernadero “inteligente” que permitiría que las verduras crecieran en su interior sin necesidad de cuidados constantes.
Finas hierbas que crecen en el invernadero inteligente inventado por el quebequense Nicolas Bellavance.
“He estado trabajando en ello durante varios años y ahora está listo”, enfatiza, con dejos de orgullo en su voz.
“La lámpara puede encenderse automáticamente en un momento específico y la ventilación puede comenzar dependiendo del nivel de humedad o la temperatura del invernadero. El riego se realiza sin depósito de agua porque el invernadero se puede conectar directamente al sistema sanitario de la casa”, explica Nicolas Bellavance.
“Todo esto se gestiona desde la pantalla táctil dentro del invernadero. Con el tiempo también habrá una aplicación para gestionar todo esto de forma remota”, añade. “Para eso trabajé con un especialista en TI”.
Como un mueble de Ikea
Ahora que el invernadero está listo, Nicolas Bellavance tiene intención de comercializarlo.
“Creo que será de interés para quienes quieran cultivar sus propias hortalizas durante el invierno. No siempre es fácil cultivar hortalizas, como tomateras, porque hay menos luz…”, reflexiona.
El invernadero inteligente inventado por el quebequense Nicolas Bellavance.
“Es el mismo concepto que los muebles de Ikea, son muebles que hay que ensamblar. Viene desmontado en una caja que cabe fácilmente en un coche y solo necesitas un destornillador de estrella y una llave Allen para montarlo”, subraya.
“También es posible conectar el invernadero al sistema sanitario con una llave inglesa o unos alicates. Cualquiera puede hacerlo, incluso sin habilidades especiales”, asegura el inventor, que actualmente trabaja en una ferretería para ganarse la vida.
“También trabajé en ebanistería, pero dejé de dedicarme más tiempo a mi proyecto”, dice de pasada.
Un lujo
Por el momento, Nicolas Bellavance está en conversaciones con un proveedor para iniciar la producción en su invernadero. “Nos damos seis meses”, asegura, añadiendo que es demasiado pronto para decir exactamente a qué precio se venderá su invento.
“Definitivamente es más un producto de lujo. Pero si hay mucha demanda, podemos bajar un poco el precio”, concluye.
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