Los propietarios de vehículos eléctricos pronto ya no podrán recargarlos en su lugar de trabajo sin compensación. Una decisión de Urssaf impondrá próximamente cargas sociales a esta prestación.
El final de un empujón. Urssaf ha anunciado un cambio que podría modificar la relación francesa con los vehículos eléctricos. A partir de 2025, los empleados propietarios de este tipo de coches ya no podrán recargarlos de forma libre y gratuita en su lugar de trabajo.
Esta posibilidad, ofrecida por determinadas empresas, pasará a ser considerada como una “beneficio en especie” sujeta a las normas fiscales. Este cambio no sólo tendrá repercusiones financieras para los empleados, sino también para los empresarios.
Asistencia que permitió limitar los gastos
Implementada en 2024, esta medida de incentivo permitió a todos los empleados recargar sus vehículos eléctricos de forma gratuita en su lugar de trabajo, sin que ello genere ningún coste social para el empresario. Tampoco tuvo impacto en los salarios de los empleados, ya que este beneficio no estaba sujeto a ningún impuesto.
No en vano, el objetivo de este dispositivo era animar a los franceses a pasarse a los vehículos eléctricos. En un contexto en el que muchos hogares sufren el aumento del coste de la vida, la posibilidad de cargar tu vehículo de forma gratuita permite reducir significativamente el precio de coste de un vehículo de este tipo.
Costos para empleados y empresas.
A partir del 1 de enero, las empresas que ofrezcan estaciones de carga a sus empleados deberán soportar costes adicionales vinculados a las cotizaciones a la seguridad social sobre la electricidad suministrada. Para los empleados, este beneficio en especie podría incluirse en su declaración de impuestos.
URSSAF explica que esta decisión se inscribe en una lógica de equidad fiscal, afirmando que todos los beneficios concedidos por un empleador deben estar sujetos a un trato uniforme.
Recordamos que el coste de la recarga de un vehículo depende del tipo de terminal utilizado, pero también del horario. Las estaciones de carga ultrarrápida son las más caras, con un coste de alrededor de 10,60 euros por 100 km de autonomía, frente a los 2,22 y 3,70 euros de un terminal clásico en las horas punta, según Engie.
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