Las empresas de pequeña y mediana capitalización, en Estados Unidos y otros lugares, se beneficiarán de la menor carga fiscal de Trump, lo que generará entradas positivas a nivel mundial.
Con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la “desglobalización” continuará. Para Trump, los aranceles son una respuesta universal: reemplazan los ingresos fiscales, estimulan el crecimiento, brindan seguridad y sancionan a socios comerciales o empresas consideradas injustas. Sus planes incluyen imponer aranceles del 10%, o incluso del 20%, a todas las importaciones a Estados Unidos. Si hay sospechas de competencia desleal, se podrían aplicar “aranceles punitivos” aún más altos, particularmente a los productos chinos, con aranceles que podrían superar el 60%. Estas medidas, de implementarse, afectarían importaciones por valor de 3,1 billones de dólares, ocho veces más que los aranceles establecidos durante el primer mandato de Trump.
En el caso de la inflación, los aranceles conducirían a precios más altos de los productos importados para los consumidores, una reducción de las importaciones y un aumento de la producción nacional menos eficiente. Además, los aranceles sobre los productos primarios e intermedios también aumentarían los costos de muchos productos estadounidenses, ya sea destinados al mercado interno o a la exportación. Según la Universidad de Yale, esta política podría aumentar los precios al consumidor en Estados Unidos entre un 1,4% y un 5,1%. Según el Instituto Bruegel, el aumento estaría entre el 2% y el 3%.
Los aranceles corren el riesgo de trasladar a los trabajadores de sectores competitivos a sectores protegidos pero menos productivos, aumentando así los costos laborales.
A pesar de estos argumentos, la mayoría de los economistas dudan de los beneficios netos para Estados Unidos. Con una tasa de desempleo de poco más del 4% y un mercado laboral cercano al pleno empleo, será difícil movilizar la fuerza laboral necesaria para reiniciar los sitios de producción. Además, si bien la inmigración ha sido un motor clave del crecimiento bajo Biden, Trump pretende no sólo reducirla, sino también deportar inmigrantes. Esta política, combinada con tendencias demográficas desfavorables, podría frenar la economía. Los aranceles corren el riesgo de trasladar a los trabajadores de sectores competitivos a sectores protegidos pero menos productivos, aumentando así los costos laborales.
A nivel mundial, los aranceles estadounidenses tendrían repercusiones significativas en los exportadores, particularmente en Europa. Las industrias europeas, ya expuestas a la competencia china, enfrentarán desafíos adicionales. Además, estas medidas probablemente impulsarán a China y la UE a adoptar contramedidas. Durante el primer mandato de Trump, China impuso aranceles a los productos agrícolas estadounidenses, lo que obligó a la administración a pagar 28 mil millones de dólares en subsidios a los agricultores y concluir el “Acuerdo de Fase I” en 2020.
Tras el análisis realizado a finales de noviembre, ajustamos nuestro posicionamiento táctico en las carteras. Seguimos sobreponderados en acciones, bonos y crédito. Seguimos viendo que el franco suizo se aprecia y no prevemos que continúe la apreciación del dólar estadounidense, porque las tres reducciones de tipos de la Reserva Federal, de 25 puntos básicos cada una, que ahora anticipan los inversores, están en línea con nuestro escenario económico. Consideramos que las acciones estadounidenses ofrecen mejor visibilidad que las acciones europeas y, por lo tanto, infraponderan las grandes capitalizaciones europeas. Las empresas de pequeña y mediana capitalización, en Estados Unidos y otros lugares, se beneficiarán de la menor carga fiscal de Trump, lo que generará entradas positivas a nivel mundial.
En el mercado soberano, consideramos que las subidas de tipos se detendrán y están aumentando la duración por parte soberana manteniendo una fuerte exposición al crédito de corta duración, particularmente a los bonos especulativos. Finalmente, una caída de los tipos a largo plazo en Estados Unidos y el aumento de las tenencias de oro en las reservas de los bancos centrales nos llevan a mantener la exposición al oro en las carteras.
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