El Estado adquiere una actividad estratégica del grupo Atos IT. Esta división, dedicada a las supercomputadoras, desempeña un papel crucial en la defensa nacional, en particular en la disuasión nuclear.
La adquisición estratégica de un negocio de Atos
El Estado anunció su inicio de negociaciones exclusivas con el grupo Atos para adquirir su división “Advanced Computing”. Esta rama, que agrupa actividades relacionadas con los superordenadores (HPC – High Performance Computing), se comprará por un valor empresarial estimado entre 500 y 625 millones de euros, según los términos del acuerdo. Estos ordenadores ultrapotentes se utilizan para aplicaciones civiles, como la investigación científica y la previsión meteorológica, pero también para misiones militares esenciales.
Los HPC de Atos, fabricados en gran parte en la fábrica de Angers, son utilizados en particular por la Comisión de Energía Atómica (CEA) para realizar simulaciones relacionadas con la disuasión nuclear. Este papel clave en la defensa nacional explica el interés del Estado en garantizar la sostenibilidad de esta sensible actividad. “ Es papel del Estado preservar y desarrollar las industrias estratégicas esenciales para nuestra soberanía. », declaró Antoine Armand, Ministro de Economía, Finanzas e Industria.
La transacción afecta a unos 2.500 empleados, principalmente en Francia. La división alcanzó una facturación de 570 millones de euros en 2023, demostrando su peso económico y estratégico.
Este acuerdo llega después de seis meses de laboriosas negociaciones. Inicialmente, el Estado planeaba comprar una división más amplia de Atos, que incluyera ciberseguridad y sistemas críticos utilizados, entre otras cosas, en la aviación militar. Sin embargo, estas conversaciones fracasaron y Atos consideró que las ofertas eran insuficientes.
La soberanía tecnológica a preservar
Para proteger los activos sensibles de Atos, el Estado ya había obtenido medidas específicas en Bull, filial que contiene estas actividades estratégicas. Este derecho de veto permitía bloquear cualquier decisión contraria a los intereses de la defensa nacional. Sin embargo, esta medida no fue suficiente para calmar las diferencias internas dentro del gobierno sobre la conveniencia de una compra directa.
También continúan las conversaciones con fabricantes como Dassault Aviation y Thales, que podrían desempeñar un papel en futuras operaciones. Sin embargo, su participación sigue siendo incierta y algunos actores señalan una falta de claridad en sus intenciones.
Esta adquisición ilustra los crecientes desafíos relacionados con la preservación de actividades tecnológicas sensibles en Francia. A medida que se intensifica la competencia internacional, particularmente en el campo de las supercomputadoras, el Estado toma una decisión estratégica al consolidar su control sobre estas herramientas cruciales para la defensa y la investigación.
Por otro lado, el futuro de otras actividades críticas de Atos, como los sistemas de defensa del Rafale o las soluciones de ciberseguridad, sigue sin estar claro. Se podría considerar una venta separada de estas divisiones para facilitar su adquisición por parte de socios industriales.
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