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El toro y el elefante en la (misma) habitación

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La doble victoria de Trump y los republicanos (presidencia-Congreso) ha provocado una extensión del “comercio Trump” y esta vez una dicotomía más fuerte entre Estados Unidos y Europa.

© piedra clave

Donald Trump y los republicanos han obtenido pleno poder en la Casa Blanca y el Congreso. Este escenario, poco previsto por las encuestas, dio lugar a una extensión del “Trump trade” (subida de las acciones, de los tipos a largo americanos y del dólar) y esta vez a una dicotomía más fuerte entre Estados Unidos y Europa (caída de los índices bursátiles y tipos largos europeos). Los inversores recuerdan principalmente del candidato Donald Trump una reducción de impuestos para las empresas, así como un programa de desregulación en Estados Unidos y otros socios, incluida Europa, debido a un aumento de los impuestos a las importaciones. Del mismo modo que observan una ampliación de los déficits públicos (aumento de los tipos reales y nominales) y un mayor riesgo inflacionario (aumento de los puntos de equilibrio de la inflación). Los movimientos han sido violentos desde principios de octubre, cuando los inversores empezaron a posicionarse en la “operación Trump”, con el S&P 500 superando al Eurostoxx 50 en casi un 9%.

¿Es tan favorable la agenda de Trump?

Si el programa de Donald Trump contiene muchos elementos favorables a la economía y a los beneficios – se estima que el paso del impuesto de sociedades del 21% al 15% aumentaría los beneficios de las empresas estadounidenses prácticamente un 5% – hay una serie de medidas negativas: La expulsión de inmigrantes ilegales. Según ciertos supuestos conservadores, el efecto negativo de esta medida sobre el crecimiento estaría entre el 0,1% y el 0,4% del PIB durante el primer año, según Brookingsdependiendo del nivel de implementación de la promesa electoral. Sin embargo, podría alcanzar entre el 2,9% y el 19,6% del PIB de forma acumulativa en 4 años en comparación con un escenario de crecimiento medio, según el Instituto Peterson. Estas estimaciones se basan en numerosos supuestos, así como en la relevancia de los modelos utilizados; destacamos especialmente que no se puede ignorar el efecto de esta política. La aplicación de impuestos a las importaciones también tendría inequívocamente un papel negativo sobre el crecimiento americano, cuyos efectos dependen una vez más de las hipótesis utilizadas (10% o 20% para todos los países según las declaraciones, y 60% para China), de los modelos, pero también la posible reciprocidad de los socios ante las subidas de impuestos estadounidenses. Allá Fundación Fiscal proporciona sus propias estimaciones pero también un resumen de otras. El FMI supone un efecto recesivo de entre el 0,4% y el 0,6% del PIB para un aumento arancelario del 10%.

En 2018, el enfoque de la Fed ante la implementación de los aranceles del presidente Donald Trump fue considerar que entre el efecto inflacionario a corto plazo y el efecto recesivo, podía darse el lujo de conceder más importancia al segundo siempre que las expectativas de inflación estuvieran bien ancladas y la difusión al alza de los precios de las importaciones siguió siendo modesta, como era el caso en aquel momento. Pero el contexto de 2025 no es el de 2018, cuando la Reserva Federal todavía no puede cantar victoria sobre la inflación. Entre el riesgo de volver a endurecer el mercado laboral con las expulsiones de inmigrantes y la incertidumbre sobre los aranceles aduaneros, podemos imaginar un banco central mucho más tímido en su enfoque para normalizar la política monetaria… sobre todo para no tener que tomar ¡El camino del aumento de tipos!

Los datos de posicionamiento sugieren que el “comercio Trump” ya está en gran medida en las carteras de los inversores y que la euforia del mercado de valores estadounidense está llegando a su fin.

En definitiva, tras este movimiento de los mercados coherente con lo que fue posible en el marco de un maremoto republicano, la agenda que elija la nueva administración determinará la continuación del impacto en los mercados de este programa político que pretende ser radical y transformacional.

Europa, ¿pesimismo excesivo?

No hay duda de que la elección de Donald Trump y su amenaza de imponer aranceles aduaneros (posiblemente reforzados a los automóviles) acentúa el escepticismo de los inversores sobre Europa, mientras Alemania y Francia ya se enfrentan a intensas dificultades, aunque no sean de la misma naturaleza. Recordemos, sin embargo, que las empresas europeas que tengan una base de costes en Estados Unidos se beneficiarán de la reducción del impuesto de sociedades. Según estimaciones de Morgan Stanley, si la exposición del volumen de negocios de las empresas que componen el MSCI Europa a los Estados Unidos es del 26%, la parte que representa las exportaciones de bienes y, por tanto, amenazadas por los aranceles aduaneros, no supera el 6,2%. El descuento de las acciones europeas respecto a las americanas ha alcanzado récords históricos a pesar de que Europa no está en crisis. Vemos que el índice de sorpresas económicas ha tendido a recuperarse un poco en las últimas semanas.

El cambio de gobierno anunciado en Alemania puede traer consigo una evolución más favorable en materia presupuestaria, según ha mostrado recientemente el presidente de la CDU, Friedrich Merz, una actitud menos cerrada a una flexibilización de las estrictas normas que rigen el equilibrio fiscal, a condición de que los nuevos gastos orientarse hacia programas de inversión. Alemania tiene todas las palancas presupuestarias a su disposición para recuperarse, y si la voluntad política aún no se expresa claramente, las líneas políticas están cambiando, lo que será un elemento importante a monitorear durante las próximas semanas.

¿Política de inversiones?

Entre un “cambio de Trump” claramente al final de su carrera y un pesimismo probablemente excesivo sobre Europa, nos parece que es demasiado tarde para sobreponderar estratégicamente las acciones estadounidenses en detrimento de las acciones europeas. Sin embargo, tras la elección de Donald Trump, aumentamos nuestra exposición a la renta variable estadounidense, pero fue un movimiento muy táctico. A cambio, redujimos nuestra exposición a acciones emergentes fuera de China. De hecho, la amenaza de los aranceles aduaneros, así como la menor visibilidad del ciclo de reducción de tasas, amenazan las perspectivas de crecimiento de los países emergentes y crean más inestabilidad en sus monedas.

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