Relaciones económicas: ¡guarden los discursos maniqueos en el armario!

Cada vez encontramos más opiniones negativas hacia la Unión Europea, mientras que otros socios económicos, Estados Unidos por ejemplo, se muestran como un salvavidas. Seguramente habrán leído muchas veces que la patria del Tío Sam se ha convertido en “el principal país exportador de productos suizos”. Es cierto: Estados Unidos representa actualmente el 18% de nuestras exportaciones. La implicación es la siguiente: la vieja Europa ha sido abandonada.

Pero cuando miramos las cifras, la realidad es un poco diferente: si los EE.UU. representan el 18% de las exportaciones suizas, los cuatro países vecinos de Suiza (F/ITA/ALL/AUT) reciben el 30% de nuestras exportaciones. Sumando Eslovenia es el 37%, o el doble. ¿Por qué Eslovenia? Porque este pequeño estado de 2 millones de habitantes es hoy el cuarto país de destino de las exportaciones suizas, ¡con un 5,7% del total! Con tres “Eslovenias” llegamos al nivel americano. No digo esto porque dude del potencial americano, sino porque hay que comparar el mercado americano con el de la Unión Europea, y no con uno u otro de los 27 Estados miembros. Como tal, la Unión Europea todavía representa el 50%, o más según el año, de nuestras exportaciones.

Pero basta de cifras, permítanme ir al grano: para nuestra economía exportadora, todos los socios son importantes y ninguno debe ser descuidado. Sí, la UE tiende a regular la economía más de lo necesario, pero una empresa exportadora suiza no podrá acceder a su mercado sin respetar las reglas. Por lo tanto, tenemos interés en armonizar nuestras relaciones con nuestros vecinos centrándonos en áreas que son de nuestro interés. Este es el proceso de los Acuerdos Bilaterales III. Descalificar a la Unión Europea frente a los EE.UU. no ofrece ninguna solución a las empresas suizas para las que el mercado interior europeo sigue siendo un cliente muy importante. En otras palabras, el interés económico de Suiza no consiste en preferir a los EE.UU. o a la UE, sino en tener ambos. Y la diversificación debe entenderse no como un alejamiento de un socio, sino como una extensión de las relaciones con los demás. ¡Así que guardemos los discursos maniqueos en su armario!