La temporada oleícola en Marruecos promete ser catastrófica debido a una drástica caída de la producción aceituna, que afectará fuertemente a los precios del aceite de oliva y de las aceitunas. Los profesionales predicen un aumento de los precios: el litro de aceite de oliva oscila entre 100 y 150 dirhams, según la calidad y el origen.
Asimismo, el kilo de aceitunas podría costar entre 14 y 17 dírhams, especialmente en el caso de las aceitunas verdes destinadas a la primera extracción de aceite. Esta crisis se debe a la sequía, la reducción de los recursos hídricos y el cese del riego en varias regiones, lo que ha provocado la degradación de muchos olivares.
Por tanto, es un hecho comprobado que el mercado marroquí del aceite de oliva atraviesa actualmente una crisis sin precedentes. En pocos meses, el precio del litro de aceite de oliva ha alcanzado niveles insostenibles para muchos hogares marroquíes. Esta situación es alarmante para un país donde el aceite de oliva no es un simple condimento, sino una verdadera institución culinaria y cultural.
Un aumento vertiginoso de los precios
Con un aumento de casi 40 dírhams respecto a la temporada anterior, el litro de aceite de oliva se comercializa actualmente al menos a 120 dírhams. Y, si el aceite de oliva industrial, entre una competencia feroz y la preservación de la clientela, lleva los 100 dírhams a uno o dos dírhams, otros aceites “más prestigiosos” ofrecen medio litro en los lineales de los supermercados alrededor de los 125 dírhams.
Casualmente, para la cesta del ama de casa, se trata de una cifra astronómica que hace temblar a la gente, tanto por parte de los consumidores como de los productores. Este brote está directamente relacionado con una caída vertiginosa de la producción nacional. La causa: una sequía implacable que asoló muchos de los olivares del Reino, destruyendo las esperanzas de cosechas abundantes.
Los olivos, duramente afectados por la falta de agua, no pueden proporcionar los volúmenes necesarios, lo que eleva el precio de las aceitunas a nuevas alturas, alcanzando, por el momento, hasta 15 dírhams el kilo.
La paradoja de esta crisis radica en el hecho de que, mientras los precios se disparan en Marruecos, el aceite de oliva local se vende a precios significativamente más bajos en los mercados europeos. Por ejemplo, en España un litro de aceite de oliva marroquí cuesta alrededor de 55 dirhams, menos de la mitad de su precio en el mercado nacional.
Peligroso juego de importaciones y exportaciones.
Este fenómeno se debe a la importación de aceites de oliva extranjeros, especialmente marroquíes, a precios muy competitivos. Sin embargo, esta dinámica exportadora, a primera vista beneficiosa para el comercio exterior, ejerce una presión adicional sobre el mercado interno, acentuando la crisis para los consumidores locales que se encuentran pagando un alto precio por un producto que cruza fronteras a costos reducidos.
Las autoridades marroquíes también han tenido que prohibir la exportación de aceite de oliva hasta finales de 2024, una medida de emergencia destinada a preservar el mercado local. Pero esta iniciativa corre el riesgo de llegar demasiado tarde para muchas familias marroquíes que ya luchan por obtener suministros.
El impacto de esta crisis va mucho más allá de la cuestión de los precios al consumo. Los pequeños productores, que dependen de la venta de aceite de oliva para sobrevivir, también están atrapados en un apuro. No sólo enfrentan costos de producción explosivos (debido a la escasez de agua y recursos agrícolas), sino que también tienen que enfrentar la competencia de los agricultores, a menudo mejor equipados para enfrentar los desafíos climáticos. y económico.
La situación se vuelve aún más crítica cuando la importación de productos más baratos de los mercados internacionales amenaza con dificultar aún más la supervivencia de los productores de oliva locales. En este contexto, cada vez son más las voces que exigen una respuesta más estructurada por parte del Estado.
perspectiva oscura
El sector olivarero, que representa un componente clave de la economía agrícola marroquí, requiere medidas de apoyo inmediatas: inversiones en sistemas de riego más eficientes, incentivos fiscales para los pequeños productores y políticas destinadas a regular tanto las importaciones como las exportaciones. exportaciones para evitar una volatilidad excesiva de los precios.
A corto plazo, las importaciones pueden proporcionar un alivio temporal a los consumidores, pero la creciente dependencia de los mercados exteriores plantea una pregunta fundamental: ¿cómo garantizar la soberanía alimentaria de Marruecos ante las repetidas crisis climáticas?
Marruecos, como muchos otros países mediterráneos, está atrapado en una espiral compleja donde la sequía, el aumento de los precios y los desequilibrios comerciales forman un cóctel explosivo. El aceite de oliva, que alguna vez fue un símbolo de prosperidad y tradición, bien podría convertirse en una rareza reservada para unos pocos si no se implementan rápidamente soluciones sostenibles.
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