Actualización sobre las previsiones para la región subsahariana – La Nouvelle Tribune

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La economía global atraviesa actualmente una fase de importante transformación, caracterizada por la estabilización gradual de las cadenas de suministro globales y el alivio de las presiones inflacionarias. Los bancos centrales de las principales economías han iniciado una revisión de sus políticas monetarias restrictivas, mientras que los mercados emergentes demuestran una mayor resiliencia frente a los persistentes desafíos económicos. Este clima económico internacional más favorable influye directamente en las perspectivas de crecimiento del continente africano.

Una recuperación económica que trae esperanza

Las últimas proyecciones de Calificaciones de Moody’s delinean un horizonte alentador para el África subsahariana, con un crecimiento económico esperado hasta el 4,2% en 2025, frente al 3,8% estimado para 2024. Esta progresión refleja una dinámica positiva después de una década marcada por sucesivas turbulencias, en particular la caída de los precios de las materias primas entre 2014 y 2016, la crisis sanitaria del Covid-19 y sus repercusiones. del conflicto ruso-ucraniano sobre la inflación global. La mejora de las condiciones financieras y el aumento de la inversión en infraestructura y energía son los principales impulsores de este crecimiento previsto.

Las reformas estructurales como catalizadores del desarrollo

La dinámica de la transformación económica varía según los países de la región. EL Nigeria está acelerando la modernización de su sistema financiero para estimular la inversión privada y diversificar su economía más allá del sector petrolero. Allá República Democrática del Congo fortalece su atractivo en el sector minero, particularmente para los minerales esenciales para la transición energética global. La Namibiapor su parte, desarrolla ambiciosos proyectos de energías renovables optimizando al mismo tiempo la explotación de sus recursos naturales, atrayendo así a inversores internacionales seducidos por su estabilidad y potencial energético.

Fragilidades y zonas grises: puntos de vigilancia para 2025

La trayectoria ascendente del África subsahariana sigue marcada por obstáculos que requieren atención especial. El servicio de la deuda sigue cargando las finanzas públicas con tasas de interés que, a pesar de su tendencia a la baja, aún superan los niveles previos a la pandemia. Esta situación obliga a muchos Estados a hacer malabarismos con inversiones y obligaciones financieras esenciales. La alteración del clima está surgiendo como una amenaza tangible para las economías locales, como en Malí y en Níger donde las repetidas sequías comprometen la producción agrícola y la ganadería, sectores claves para su crecimiento. La inestabilidad del dólar, que probablemente se apreciará en 2025, plantea el espectro de un aumento de las deudas denominadas en moneda extranjera. Los persistentes desafíos de seguridad en la franja del Sahel y la región de los Grandes Lagos impactan el comercio y las inversiones regionales. Estos factores combinados nos recuerdan que el crecimiento económico regional, por muy prometedor que sea, sigue dependiendo de un equilibrio complejo entre la estabilidad de la seguridad, la resiliencia ambiental y la salud financiera. Las cuestiones geopolíticas que rodean los recursos naturales estratégicos como el cobalto y el litio añaden una capa adicional de complejidad a las perspectivas económicas de la región.

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