Hablar de diversidad significa también abordar las cuestiones de los flujos migratorios, el aumento de la pobreza o el envejecimiento de la población. Retos que, muy a menudo, se exponen a lagunas en las que fácilmente puede infiltrarse la discriminación. Si la edad, el origen, la región, el género o la discapacidad son características que configuran nuestras identidades, también son temas que nos recuerdan que esta noción de diversidad sigue siendo un tema delicado y exigente. Sería simplista considerar que los motivos para acercarse a él están únicamente condicionados por la virtud o las buenas intenciones. En un mundo donde las cuestiones están profundamente interconectadas, reconocer la diversidad como una realidad inevitable es un punto de partida esencial.
dar cuerpo
Sin embargo, está claro que este reconocimiento no se traduce en la práctica, particularmente en el mundo empresarial. Más allá de las declaraciones, muy pocas organizaciones logran realmente encarnar la diversidad que afirman en sus equipos. Pero los tiempos están cambiando. Y con ello, es la mirada la que evoluciona. Por lo tanto, la diversidad no puede seguir siendo una simple palabra de moda que agitamos para aliviar nuestra conciencia. Debe tomar forma sobre el terreno.
