Psicópata –
Comprender los patrones de amor para tener éxito en tu relación
En su libro “Cómo fracasar seguro en tu relación”, la psicoterapeuta francesa Emmanuelle Piquet invita a los dúos a dar un giro de 180 grados en su relación.
Publicado hoy a las 10:00 am.
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- Los círculos viciosos son habituales en las relaciones de pareja.
- La clave es adoptar comportamientos opuestos a los hábitos establecidos.
- Cambiar de perspectiva le ayuda a comprender a los demás y su punto de vista.
- La pérdida del deseo requiere tanto conciencia como cambio.
Este artículo del 17 de septiembre de 2024 fue importado de Femina.ch y republicado en nuestro sitio el 7 de enero de 2025.
Emmanuelle Piquet, usted escribe que la pareja es una fábrica de círculos viciosos… ¿lo que explica los descarrilamientos?
La pareja es un territorio propicio para la creación y alimentación de círculos viciosos porque es un lugar donde hay mucha perseverancia en las cosas que no funcionan y a las que nos aferramos con mucha rigidez. Está en parte ligado a la redundancia de querer cambiar absolutamente al otro. Nos resulta difícil mirar la relación en lugar de mirar a la otra persona. Lo que nos enseña la escuela de Palo Alto, que uso en terapia de pareja, es tratar la relación disfuncional más que el llamado ser disfuncional que tenemos frente a nosotros.
Cada protagonista tiene una idea de cómo debe funcionar su relación, ¿ese es el problema?
Sí, existe una utopía de lo que deberían ser los viajes y sus diferentes destinos. Esta interacción particular puede generar mucha decepción. Y cada uno tiene su propia historia de lo que está pasando en la pareja.
¿Eso quiere decir?
El señor dirá: “Me distraigo con el trabajo, porque cuando estoy en casa sólo recibo reproches de mi esposa”. Esta es la manera de puntuar las interacciones dentro de su relación. Madame dirá: “Él vuelve a casa cada vez más tarde, eso no es lo que yo quería como pareja, por eso soy desagradable y se lo reprocho”. Ambos tienen razón en cierto modo, la dificultad es que tienen una visión del problema completamente lineal, y nada circular o interaccional. Esto es aún más cierto en las parejas que en cualquier otro sistema.
¿Cómo podemos ayudarlos a cambiar su visión?
Por ejemplo, pido a los protagonistas que cambien de lugar en el sofá y cada uno habla como si fuera el otro. El compañero ve y escucha por primera vez al otro adoptar su percepción del problema, comprender su punto de vista. Es una experiencia emocional muy fuerte porque la mayor parte del tiempo estás concentrado en tu visión del problema.
En su planteamiento propone adoptar comportamientos opuestos a los hábitos establecidos, dando un giro de 180 grados… no es fácil de negociar, ¿verdad?
No es fácil, porque dar la vuelta genera renuncias, riesgos, inconvenientes. De hecho, es difícil dar un giro de 180 grados. Esto es especialmente cierto porque la mayoría de las veces, en la terapia de pareja, los protagonistas son muy soportantes al sufrimiento. Soportan cosas que no soportarían en sistemas distintos al de pareja, como el entorno profesional o amistoso por ejemplo. Algunos logran tomar este camino cuando el sufrimiento es demasiado agudo.
Entre los ejemplos concretos de estos giros de 180 grados, en tu libro nos cuentas cómo evitar repetir los mismos escenarios en el amor…
Sí, con el ejemplo de Justine, que se dedica al 100% a cada hombre que conoce, esperando la reciprocidad, lo cual es lógico, pero improductivo. Le pido que charle e interactúe con varios hombres a la vez, lo cual al principio es un problema para él. Ya no está en su redundancia habitual, ella que incluso intelectualmente necesita dedicarse a una sola persona. La animo a que note hasta qué punto algunos hombres pueden ser hipócritas, y también porque ya no tendrá tiempo para esperar a su actual amante, como Penélope. Le hace hacer algo muy diferente a su comportamiento habitual.
¿La clave está entonces en adoptar conductas contrarias a los hábitos establecidos?
Sí. En acción. Podemos salir mejor de estos dolorosos despidos cuando hacemos cosas diferentes. Realmente no creo en la conciencia. Creo más en interactuar de manera diferente. En términos más generales, volviendo al ejemplo de Justine y las repeticiones de escenarios amorosos, hago hincapié con mis pacientes en el aspecto totalmente contraproducente de lo que ponen en práctica repetitivamente en cada situación. Como eso no funciona, podría ser interesante intentar lo contrario. Te permite dejar de hacer lo que estás haciendo. Es imposible estar acostado y de pie al mismo tiempo. Desde el momento en que les pido que se acuesten, ya no pueden mantenerse en pie.
En el caso de la pérdida del deseo, del que también hablas, estamos menos en acción que en consciencia, ¿verdad?
En cuanto al control de la libido, cuanto más intentas controlar el deseo de alguien, sexual o de otro tipo, más se marchita este deseo y provocas exactamente lo contrario de lo que deseas. Este deseo debe poder encontrar un lugar “seguro”. Sin embargo, cuando nos centramos en la pérdida del deseo del otro, cada vez que intentamos controlarlo, hacerlo crecer, esto lamentablemente genera en el otro un deseo un poco más atrofiado. De hecho, es más una toma de conciencia, pero también es un cambio completo de rumbo. Les pido a los hombres interesados (porque son la mayoría que se quejan de la disminución de la libido de sus esposas) que actúen de manera diferente, que digan a sus esposas: “Cuando tomo tu mano o toco tu hombro, no es con un objetivo sexual, es simplemente por cariño”. Este es un discurso ultraseguro para mujeres. Por otro lado, lo tengo claro desde el principio: eso no significa que su deseo renazca. A lo que sí me comprometo es a que vuelva a haber afección sensorial, sin necesariamente hablar de sexualidad. Es un giro de 180 grados.
Para leer: “Cómo hacer fracasar tu relación con seguridad”, Emmanuelle Piquet (Ed. Les Arènes)
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