Después de meses de dilaciones y debates, el gobierno francés finalmente ha decidido: el 1 de enero de 2025 entrará en vigor un sistema ecológico de bonificación-malus para los teléfonos inteligentes. Una medida que pretende ser ambiciosa pero que, si se mira más de cerca, corre el riesgo de parecer loca. Descifrado de un dispositivo que ya está haciendo temblar a la gente.
Un bono para los (muy) buenos estudiantes, pero ninguna sanción para los malos
La idea inicial era atractiva: recompensar a los fabricantes virtuosos y penalizar a los de bajo rendimiento en términos de reparabilidad. Pero entre las intenciones y la realidad hay un mundo de diferencia.
Al final, el sistema se reduce a una bonificación de 20 euros para los smartphones que muestren un índice de reparabilidad de al menos 9,2/10. En otras palabras, la crema de la cosecha. Y no nos referimos a los modelos más avanzados del momento como el iPhone, Google Pixel o Galaxy S. Sólo unos pocos modelos cuidadosamente seleccionados podrán acogerse a este descuento, como el Fairphone o determinados dispositivos de la marca Crosscall.
¿En cuanto a la penalización inicialmente prevista para los dispositivos menos reparables? ¡Olvidado! Ante la presión de los industriales, el gobierno prefirió tirar la toalla. Así se acabaron las sanciones económicas para los teléfonos inteligentes difíciles de reparar. Apple, Samsung y otros pueden dormir tranquilos.
Un impacto limitado en el bolsillo… y en el medio ambiente
En todos los casos, una rebaja de 20 euros representa una ínfima parte del presupuesto dedicado a un smartphone. Especialmente cuando el precio medio de compra sigue aumentando. En 2024, el presupuesto francés destinado a la compra de su smartphone rondará los 400 euros con modelos que pueden costar más de 1.000 euros. Entonces es difícil alcanzar el objetivo inicial: orientar a los consumidores hacia productos más sostenibles.
Aún más absurdo: la financiación de esta bonificación se realizará mediante un aumento de la contribución ecológica aplicada a cada dispositivo vendido. Concretamente, el precio aumentará de 2 céntimos a 2,56 euros para los smartphones. Un incremento que afectará a todos los consumidores, opten o no por un modelo “virtuoso”.
Los reacondicionados, en gran parte olvidados por la reforma
En esta historia, La ausencia de lo reacondicionado es una tarea. Si bien la compra de un teléfono inteligente de segunda mano se reconoce como un posible gesto ecológico, estos dispositivos no obtendrán ninguna ventaja. Una situación denunciada por Back Market, un importante actor del sector, en las columnas de mundo :
Es muy problemático e incluso contraproducente que los productos reacondicionados no sean reconocidos como productos virtuosos que hay que favorecer, aunque los productos nuevos pueden beneficiarse de hasta 40 euros en bonificaciones.
Peor aún, El aumento de la contribución ecológica también se aplicará a los dispositivos reacondicionados. Lo suficiente como para reducir su atractivo frente a nuevos productos cuyo precio potencialmente bajará gracias al bono.
Ante esta ridícula situación, el Ministerio de Transición Ecológica se defiende. Sostiene que es posible crear “Modelos básicos con un buen índice de reparabilidad”. Una visión algo desconectada de la realidad industrial.
Porque mejorar significativamente la reparabilidad de un teléfono inteligente requiere inversiones importantes. Costes que inevitablemente se reflejan en el precio final. Sin mencionar que producir un dispositivo nuevo, por muy reparable que sea, sigue siendo más perjudicial para el medio ambiente que recurrir a equipos reacondicionados.
Además, esta política corre el riesgo de conducir al surgimiento de un mercado de dos velocidades, con productos premium de diseño ecológico por un lado y dispositivos de bajo coste difíciles de reparar por el otro.
Esta versión extra-malus luz Parece más un truco publicitario que una verdadera revolución ecológica. Una oportunidad perdida para cambiar realmente las prácticas de una industria que no es realmente conocida por su compromiso ambiental.
Queda por ver si a este tímido primer paso le seguirán otras medidas más ambiciosas. El ministerio ya habla de la introducción de un índice de sostenibilidad en el cálculo de las primas. Se tendrían en cuenta criterios como la resistencia a caídas o el envejecimiento de las baterías. Ah, las promesas…
- A partir del 1 de enero de 2025 se aplicará una bonificación de 20€ para smartphones con un índice de reparabilidad de al menos 9,2/10
- No hay penalización por dispositivos mal reparables, contrariamente a lo previsto inicialmente
- Los smartphones reacondicionados quedan excluidos del sistema, a pesar de su interés ecológico
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