“Hubiéramos preferido que un solo actor se hiciera cargo de la actividad. Es un volumen que desaparece del matadero”, lamenta Yannick Fialip, presidente de la Cámara de Agricultura de Alto Loira. La desaparición hace unas semanas de la empresa Da Silva en Polignac, dedicada al corte, envasado y venta de carnes al por mayor y semimayorista, producción, elaboración, transformación y venta de todos los productos cárnicos, provocó malestar en el sector local.
“Un duro golpe para nosotros. Da Silva representó el 20% del tonelaje del matadero”
Un sector que en los últimos días ha intentado salir adelante lo mejor que ha podido. La actividad de Da Silva se transfirió, al menos en parte, a otros operadores locales como Vigouroux, Méjean en los alrededores de Le Puy y los establecimientos Paillet en Yssingeaux. Los productores se ven obligados ahora a sacrificar en Langogne. “Es una suerte tener todavía varios mayoristas en Alto Loira”, comenta David Boissy, copresidente del sindicato de carniceros.
Da Silva, una empresa familiar que emplea a una decena de personas (su plantilla llegaba a los 13 empleados), fue declarada en liquidación forzosa por el tribunal de comercio de Puy el 8 de noviembre, al término de un procedimiento de recuperación iniciado a principios de febrero. Durante el último consejo comunitario, el elegido Gérard Gros, responsable del matadero, anunció la mala noticia precisando que las SA debían 400.000 euros a la aglomeración. Esta situación ha provocado que las cuentas del matadero de Polignac se desplomen, presentando un déficit previsto de 1 millón de euros, aunque la estructura creada en 2007 debe realizar obras bajo pena de perder su aprobación.
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