El sindicato considera que el fabricante de relojes Singer de Neuchâtel discrimina a las mujeres al obligar a todos sus empleados a poner un sello cuando no van al baño. Presenta pedido de conciliación, revela la RTS.
Este es un nuevo episodio en el asunto de los sellos en los inodoros que estalló hace dos meses. Según información del Departamento de Investigación de la RTS, Unia ha presentado hoy una solicitud de conciliación ante la Sala de Conciliación del Tribunal Laboral de Neuchâtel.
En su solicitud, de la que RTS obtuvo copia, el sindicato ataca a la empresa Singer, que emplea a unas 400 personas y que exige a sus empleados que pongan un sello cuando van al baño.
“Estadísticamente, esta obligación tiene un impacto mayor en las mujeres. Por lo tanto, es incomprensible que una empresa que dice estar comprometida con la lucha contra la discriminación y que promueve una etiqueta de “empresa responsable” en su sitio web persista en querer mantener esta medida. En el sector ya han anunciado que pondrán fin espontáneamente cuando se den cuenta del problema”, explica la abogada ginebrina Céline Moreau, que redactó la solicitud de conciliación.
Aviso formal
Para el sindicato, si las mujeres pasan más tiempo en el baño que los hombres es “debido a una serie de factores sobre los que no tienen control”. En su solicitud, Unia menciona en particular “códigos de vestimenta que implican un mayor tiempo para desvestirse y vestirse”, “el hecho de orinar sentado y no de pie”, “realidades fisiológicas que exigen un alivio más frecuente” y “ciclos menstruales”.
Según información de RTS, antes de acudir al tribunal laboral, el sindicato primero notificó a la empresa relojera. El 12 de noviembre, en una carta firmada por Me Céline Moreau, Unia pidió a Singer “que cese inmediatamente la práctica de sellar las pausas para ir al baño, ya que constituye una medida discriminatoria contra las mujeres”.
Respuesta insatisfactoria
La fábrica respondió a esta carta el 30 de noviembre. Primero aclaró que no compartía la “lectura de la situación” del sindicato. Pero añadió que, independientemente del aviso formal, tenía intención de “organizar una consulta interna”, un proceso que “podría completarse a finales de febrero de 2025”.
En resumen, Singer pidió a Unia que revisara la situación en un plazo de dos meses. Una respuesta insatisfactoria para el sindicato. “Con este procedimiento ante el tribunal laboral, Unia envía un mensaje claro: la ley federal prohíbe toda forma de discriminación laboral contra las mujeres”, precisa la señora Céline Moreau.
En este punto, hay dos posibilidades. O Singer pone fin a su práctica de sellar las pausas para ir al baño y la conciliación tiene éxito, o la empresa se niega y el Tribunal Laboral tendrá que decidir el litigio.
Fabiano Citroni, Departamento de Investigación de RTS