La financiación para la biodiversidad (de todas las fuentes, públicas, privadas, nacionales e internacionales) debe aumentarse y alinearse con los objetivos de biodiversidad, en particular los del marco global de las Naciones Unidas para la biodiversidad (Kunming-Montreal). El Objetivo 19, por ejemplo, exige que los flujos financieros para la biodiversidad aumenten a 200 mil millones de dólares por año para 2030. En 2020, la OCDE estimó que el financiamiento global para la biodiversidad ascendía a entre 79 y 92 mil millones de dólares por año.
La OCDE apoya a los gobiernos proporcionando análisis basados en evidencia sobre el aumento de la financiación para la biodiversidad de todas las fuentes. Esto incluye el etiquetado de la biodiversidad y la elaboración de presupuestos verdes, el seguimiento de los instrumentos económicos y el financiamiento que movilizan, y el aumento de incentivos positivos para alentar al sector privado a internalizar las externalidades. El trabajo de la OCDE también se centra en reformar los incentivos que dañan la biodiversidad, monitorear el financiamiento para el desarrollo relacionado con la biodiversidad y ayudar a los bancos centrales, supervisores financieros y formuladores de políticas a evaluar los riesgos financieros vinculados a la biodiversidad y, más ampliamente, a la naturaleza. Antes del Inventario Mundial de Biodiversidad de 2026, la OCDE proporcionará un análisis actualizado del progreso hacia el logro del objetivo de financiación de la biodiversidad de 200 mil millones de dólares.
